Una yarará mordió a una chica de 12 años en la sede Núñez del Club Universitario de Buenos Aires (CUBA). Ocurrió el sábado, mientras la familia disfrutaban de un día de descanso en el parque.
Apenas la niña sufrió la mordedura, el médico del club le aplicó un corticoide de acción rápida y los padres la llevaron al hospital Muñiz. De acuerdo con la información que recibieron las autoridades del club, la chica está fuera de peligro, la mordedura de la serpiente no inoculó veneno.
Eso impidió que el ataque fuera más grave. La yarará, según explicaron fuentes médicas, evidentemente había comido y atacó como una forma de defenderse.
Según explicó Rodríguez, su padre, a su hija le hicieron una prueba de coagulación (coagulograma), con resultado normal. "Nos confirmaron que era una yarará la que la había mordido, pero no llegó (o no quiso) inyectarle el veneno, por lo que no hizo falta aplicar el suero antiofídico. Es importante saber que el suero está sólo en el Muñiz y que hay seis horas de tiempo para aplicarlo con éxito", agregó el padre para aprovechar la experiencia. "Por suerte -continuó-, [Olivia] ya está bien y todo fue un susto espantoso."
Rodríguez agradeció especialmente a Santiago Garro, infectólogo especialista en patologías por agresión de animales del hospital Muñiz.
Tomás Orduna, jefe del Servicio de Patología Regional y Medicina Tropical del Muñiz, explicó que la llegada de las plantas acuáticas del Litoral a las costas bonaerenses pudo aumentar la población de esta serpiente, que habita hasta el Partido de la Costa.
"La yarará como fauna de la costa en la zona ribereña es anterior a la presencia de los camalotes. Tenemos accidentes de tanto en tanto de mordeduras. Los camalotes aportan más individuos, pero la mayoría de los ejemplares capturados esta vez fueron culebras", indicó Orduna, ex presidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (Slamvi).
Para el especialista, la yarará salió de su nicho habitual para alimentarse con algún roedor y llegó hasta donde había seres humanos. "Fue un accidente. La frecuencia de este tipo de agresiones desde el Tigre hasta La Plata, por ejemplo, es muy baja. Hay, pero son infrecuentes."
Para reducir los riesgos en sectores al aire libre y con pasto, aconsejó mantener el césped corto para advertir rápidamente la presencia de un ofidio, combatir los roedores urbanos y asegurar la limpieza general con el cuidado permanente de las áreas de uso humano. "Si hay residuos, hay roedores, y si hay roedores, hay ofidios", sostuvo.
En el caso de sufrir una mordedura, recomendó no tomar ninguna medida sobre la herida, como torniquetes o querer absorber el veneno, ni administrar ningún fármaco, y concurrir rápido a un centro de salud. "El paciente debe ser evaluado porque hay que saber qué tipo de serpiente lo mordió.