La previa en Belo Horizonte se vivió de manera especial. Como si estuviéramos en nuestro país, los hinchas argentinos se las ingeniaron de la mejor manera -en lo que también fue una fecha especial en Argentina-, para que la vigilia no fuera tan larga.
Por estas tierras se espera una verdadera invasión de hinchas albicelestes y según los cálculos previos, serían unos 30.000 lo que estarán en la capital del Estado de Minas Gerais para presenciar el encuentro ante Irán. En la víspera se organizó un festival que incluye danza y gastronomía típica argenta. Otro motivo de acercamiento para un pueblo como el belohorizontino, que viene tratando con cordialidad a los simpatizantes albicelestes.
En la Plaza Sete, una de las más céntricas de la ciudad, hubo un show gratuito denominado “Esquina Carlos Gardel”, en el Teatro Brasil Vallourec, uno de los más tradicionales de este lugar. La entrada fue libre y gratuita, gracias a que un grupo de bailarines argentinos protagonizó el espectáculo.
El repertorio incluyó tangos famosos que alcanzaron fama mundial gracias al brillo de “El Morocho del Abasto” durante sus viajes por Europa. También música de Astor Piazzolla y de Aníbal Troilo. A la fnalización también se pudo degustar carne argentina en diferentes puntos de BH.
Carne asada y empanadas, además de alta gastronomía en restaurantes especializados, a 118 reales el menú completo, fueron algunas de las delicias que se ofrecían en una espera que se vivió de manera especial. También las cinco parrillas argentinas de la zona céntrica ofrecieron menúes típicos a la carta para que la espera pudiera disfrutarse como si estuviéramos en casa.
Yo quiero a mi bandera...
En su día, la Bandera Argentina fue la gran protagonista en la puerta de Cidade do Galo. El himno, amplificado por dos parlantes y tarareado por cientos de hinchas, marcó el inicio de una fiesta celeste y blanca a metros de donde se entrenaba el equipo.
Diez amigos porteños fueron quienes dieron la nota. Llegaron en un motorhome ploteado con los colores argentinos y con la imagen de Lionel Messi, y minutos más tarde ubicaron dos parlantes en el techo, colgaron una bandera de más de veinte metros y agitaron a los otros simpatizantes que, con calma y en silencio, aguardaban en la puerta con la ilusión ingenua de ver a los jugadores.
Apenas sonaron las primeras estrofas con la armónica de Ciro, los hinchas comenzaron a saltar, abrazados a sus banderas y entre ellos. Y desde ese momento fue todo locura, con las canciones de siempre pero la ilusión renovada. Que “Maradona es más grande que Pelé”, que vamos a ser “campeones como en el 86” y “de la mano de Lio Messi”, y siguió la fiesta, mientras la celosa policía militar miraba casi sin entender.
Pero se trata de pasión. La misma que ayer tuvo solamente dos colores: celeste y blanco. Yo quiero a mi bandera...