El presidente de la Nación, Mauricio Macri, asumió formalmente esta semana, por un año, la presidencia del G-20, el organismo que agrupa a los países económicamente más poderosos del mundo.
Durante el tiempo que sigue, el jefe del Ejecutivo argentino deberá encauzar las propuestas de las naciones miembros hasta la finalización del período al frente del grupo, que coincidirá, en noviembre del año próximo, con la nueva cumbre del G-20, a realizarse en la ciudad de Buenos Aires.
Mendoza, junto a las provincias de Córdoba, Jujuy, Misiones, Río Negro, Salta, Santa Fe y Tierra del Fuego, también albergará reuniones previas en el curso del próximo año.
La conducción de este organismo constituye un hecho histórico para la Argentina y la región, de enorme envergadura por todo lo que moviliza. En lo económico, la expectativa que genera contar con la sede debería repercutir favorablemente por la ola de inversiones que la sola atracción de la cumbre genera.
En su discurso de asunción del cargo anual, el presidente Macri sostuvo que la agenda a proponer por la Argentina tendrá tres ejes destacados: "el futuro del trabajo", la infraestructura necesaria para el desarrollo y lo que consideró "un futuro alimentario sostenible".
Puso como ejemplo de sustentación de esta idea el marco de consenso que su gobierno busca para dar viabilidad a la importante cantidad de proyectos enviados al Congreso para apuntalar la idea de mejoras claras en materia de generación de empleo.
Además, afirmó enfáticamente que la Argentina se encuentra "lista" para dar alimentos a 400 millones de personas en el mundo.
En su alocución ante el auditorio congregado para la formal asunción de la presidencia del G-20, Macri también destacó que el momento es oportuno para "contarle al mundo sobre la Argentina y a la Argentina sobre el mundo", en una clara señal de que su gestión no bajará los brazos en la búsqueda de acuerdos que sigan acercando a nuestro país al mundo, luego de años de políticas de aislamiento, y en la toma de inversiones requeridas para el desarrollo argentino e intentar así llegar a las metas propuestas en estos dos primeros años de gestión.
En tal sentido, la presencia de muchos hombres de negocios entre los asistentes al acto en el CCK, además de una muy completa presencia de representantes diplomáticos, resulta favorable una vez más y hace alentar la posibilidad de que las actuales autoridades puedan estabilizar definitivamente su economía.
Es que también la postura de Argentina tiende a liderar un espacio que trascienda las fronteras de nuestro país. "Queremos ser la expresión de toda una región, no sólo de nuestro país. Vamos a poner en el centro del G-20 a esta región en desarrollo, que está ansiosa por nuevas oportunidades", sostuvo el primer mandatario. Y puso énfasis en su estilo de hacer política y ejercer la función pública. "Vamos a mostrar que podemos sumarnos a una conversación global sin alzar la voz enojados, pero tampoco siguiendo pasivamente los intereses de otro". Es decir, una búsqueda de consensos a partir del diálogo, pero con firmeza en la toma de decisiones.
La presidencia anual del G-20 y la realización de la cumbre, en noviembre de 2018, constituyen una gran oportunidad para el país, ya que mucho más de la mitad de lo que se exporta tiene como destino los países miembros del grupo, mientras que el 80 por ciento de la inversión extranjera en la Argentina llega, también, desde esos lugares.
Resultaría altamente favorable para nuestra economía incrementar el número de inversores, de modo de intentar asegurar un futuro sustentable.