Manon van Scheppingen es investigadora en la Universidad de Amsterdam y junto a su equipo realizó un informe (publicado recientemente por la BBC) que intenta explicar en qué grado influye la similitud de dos personas involucradas en una relación amorosa.
Esto no es nuevo, la ciencia históricamente ha estudiado a muchas especies animales monógamas tratando de seguir sus comportamientos y formas de alianza. En el caso de este estudio, casi cinco mil parejas fueron puestas en observación en cinco puntos básicos de su personalidad y durante un tiempo prolongado.
Y así como en la naturaleza cuando las parejas son similares su éxito reproductivo parece ser mayor, en los humanos esta receta también funciona. Aunque los dichos populares dicen que los opuestos se atraen y que mejor es complementarse, los puntos en común con tu enamorado o enamorada te suman mucho más de lo que pensás.
El año pasado, un estudio de la Universidad de Kansas reveló que las parejas con más acuerdos en personalidad, actitudes, valores, actividades recreativas y consumo de alcohol eran las que llegaban a compartir más tiempo juntas.
¿Similitudes que se van armando con el tiempo o que existían previamente? Otro estudio -más reciente- de la Universidad de Michigan sobre relaciones a largo plazo dio interesantes resultados al respecto de los hábitos compartidos.
A diferencia de otros análisis previos, el informe de Manon van Scheppingen no cierra el éxito o fracaso de las parejas en el simplismo "¿opuestos o iguales?", sino que analiza diversos matices de la personalidad.
Estos son algunos: la meticulosidad o la desprolijidad son factores que colaboran en el bienestar si se comparten. Pero si uno de los dos es poco meticuloso, en realidad podría ser mejor para la relación si el otro es diferente, lo cual actuaría como compensación.
Tomando como base otro rasgo de la personalidad, si ambos miembros de la pareja son extrovertidos, esto no les juega a favor; si ambos tímidos, tampoco. La situación ideal es: que una de las partes sea más extrovertida que la otra. Así que si sos hiper sociable, quizá tu mejor compañero sea un bajo perfil, y viceversa.
También resultó beneficioso que compartieran el disfrute de nuevas experiencias y la apreciación del arte y la cultura. Los valores políticos y la ideología también resultaron un valor de peso (esto ya lo habían anunciado varios estudios previos): compartidos, por supuesto, sino arde Troya y no es la idea.
Según el informe: llevarían a “menos conflicto entre los puntos de vista y las acciones de los cónyuges, los cuales podrían experimentar niveles más altos de bienestar en la relación”.
Las personas tendían a ser más felices si ellos y sus compañeros tenían personalidades más agradables, empáticas y menos neuróticas.
Pero sobre todo, lo importante para el bienestar es en qué medida cada uno dentro de la relación va construyendo un sentido de identidad compartida.