Los momentos de crisis suelen revelar el costado más profundo de las personas y desde allí se tejen las historias más conmovedoras. Eso sucedió en los momentos más oscuros de la humanidad y en los desafíos que sociedades enteras enfrentaron.
Hoy con la pandemia del coronavirus en pleno auge y con la población recluida para evitar contagios, se multiplican los gestos de solidaridad a lo largo y ancho del mundo, y Mendoza no es la excepción tal y como lo mostró una mujer de Godoy Cruz.
Roxana Orellano (46) vive sobre calle Álvarez Thomas, a tres cuadras de la plaza de Godoy Cruz. Si bien sus actitudes de compromiso para con el prójimo no son una novedad, un cartel que dejó esta mañana en la puerta de su casa rápidamente se viralizó a través de WhatsApp y por las redes sociales.
Y solo basta ver la catarata de comentarios que generó la imagen del letrero en Facebook para dimensionar el efecto multiplicador de su acción: montado sobre tres sillas sobre la vereda, adornado con letras de colores y globos, Roxana dejó un letrero para todos aquellos que deben enfrentar a la pandemia cara a cara: "Si te toca salir a trabajar, gracias".
"El cartel lo puse en la puerta de casa para que no decaiga el ánimo de los chicos que tienen que salir a trabajar: policías, médicos, recolectores, taxistas. Y para los docentes, que nadie se acuerda de ellos pero están haciendo un trabajo de la puta madre. Ellos tienen que estar fuertes para que nos cuiden", explica Roxana a Los Andes.
"Trato de hacer todos los días un aporte, es un granito de arena. Me llena de gratitud que lo compartan en las redes. Me escriben mensajes privados de familiares o amigos de quienes tienen que salir día a día, a mí no me cuesta nada y a otro significa mucho", confiesa entre la emoción y la gratificación.
Y las pruebas están a la vista: el cartel lo armó anoche, lo colocó hoy y compartió en las redes esta tarde, con lo cual varias personas dejaron ya comentarios y saludos por ejemplo desde los hospitales más concurridos de la provincia. La solidaridad es contagiosa y se multiplica.
Si bien es cierto que las dificultades de la realidad a ella también le afectan –tiene a su padre y a una tía a cargos y le cuesta conseguir la medicación debido al incremento de la demanda para estoquearse-, sumado a que los víveres diarios se consumen y cuesta reponerlos, Roxana siempre dispone de un pensamiento positivo: "Mientras se pueda dar una mano la voy a dar. Si hay algo que sobra, se comparte. Y si somos millones y a uno le sirve lo que hago, la misión está cumplida. Es concientizar un cachito".