Una sonrisa Azul

Desde el punto del penal, Independiente Rivadavia venció 4-3 (0-0) a Huracán Las Heras y se quedó con la Copa Mendoza.

Una sonrisa Azul
Una sonrisa Azul

Una vez más, la Copa Mendoza quedó en manos de Independiente Rivadavia. El Azul derrotó desde los 12 pasos a Huracán Las Heras por 4-3 tras igualar 0-0 en los noventa minutos. El arquero Cristian Aracena, se vistió de héroe al contener los disparos de Bastianini y Cristeff.

El juego comenzó con más pierna fuerte que fútbol, típico de verano y pretemporada. La Lepra intentó generar acción desde los pies de Matías Abelairas y Gastón González, aunque la imprecisión fue una constante. El Globo, en tanto, apostó a esperar a su rival y salir de contra a través de la velocidad de Julio Aguilar y Cristian “la joya” Jofré.

La primera situación de peligro fue Azul.  Strahman tuvo un mano a mano claro, pero el arquero Gonzalo Gómez respondió a la perfección en el área chica. Lo propio hizo en sus dominios Aracena con el intento de Cámara.

Con el correr de los minutos, ambos equipos se fueron soltando, aunque, como al principio, prevaleció el choque en mitad de cancha y la primera mitad se fue sin alegrías, ya sin Gissi en el elenco de Pablo De Muner, lesionado, y con José Méndez en su lugar.

Más allá de que en la primera mitad ninguno se hizo daño, quedó reflejado que Independiente estudió al rival e intentó entrar una y otra vez por la banda derecha, tarea que estuvo a cargo de Sánchez y Piergiácomi, pero los intentos chocaron casi siempre con la resistencia de  Ulloa. Huracán, en cambio, insistió por izquierda, territorio del defensor azul Mauro Maidana, aunque el resultado de las escaladas sería el mismo: poco y nada.

En el complemento hubo un poco más de acción, pero un poco nomás. Los ingresos de Lautaro Disanto y Julián Navas le dieron mayor peso ofensivo a la Lepra. Por su parte, Huracán Las Heras adelantó sus líneas como buscando protagonismo.

En el bloque ofensivo, Maxi Herrera peleó y peleó con la defensa del conjunto del Parque y en el Azul, Jesús Méndez respondió con sus rápidas salidas y diagonales.

Sin embargo, lejos estuvo este juego de parecerse a un partido. De pronto el encuentro se empezó a vivir más afuera que adentro, ya que el color y el canto de los hinchas salió a tapar las falencias de los jugadores.

Párrafo aparte para el espectáculo que brindaron ambas hinchadas. Durante los últimos 15 minutos del partido, fue un duelo con mucho folklore, cantitos, banderas.

Lo que llamó mucho la atención fue la cantidad de pirotecnia que ingresaron en ambas populares. Imposible con las medidas de seguridad y cacheos que se observaron en cada ingreso.

Por esta razón, circuló la versión de que los fuegos de artificio fueron ingresados antes del partido. Cada popular fue una fiesta, pero los controles fallaron una vez más.

Volviendo a las acciones del juego, los arqueros Aracena y Basabe (que reemplazó a Gómez) se vistieron de espectadores de lujo mientras el reloj iba anticipando lo previsible: el inminente pitazo final y a resolver el asunto en la tanda de penales, momento en el cual el Azul cantó victoria.

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