Una mujer de Gales fue afectada por una infección que se desarrolló por una simple tos. Jayne Carpenter, de 51 años, perdió ambas piernas, su brazo izquierdo y cuatro dedos. Los médicos pensaron que podría tener neumonía hasta que cayó en coma y le dijeron a su marido que moriría a menos que le hicieran una amputación cuádruple, informó Clarín.
A pesar de los momentos difíciles que le toca atravesar, Jayne prometió volver a caminar y abrió una campaña solidaria para poder comprarse sus miembros artificiales. "Fue completamente devastador y cambió mi vida. Contraer la sepsis es algo que nunca se puede predecir qué sucederá. Puso mi mundo patas arriba. No dejé que me derrote, pero tengo mis momentos oscuros", contó la mujer.
La enfermedad de Jayne comenzó en abril de 2016 cuando desarrolló una tos desagradable. "Tuve una tos bastante fuerte y estaba tosiendo flema de color oscuro. Estaba empeorando y pensé que era un virus. Al día siguiente me desperté y sentí que me faltaba el aliento y que no podía caminar a ninguna parte. Pensé que era una tos, como enfermera pensé que era algo bastante trivial, así que no quería armar un escándalo".
Cuando vio a su médico de cabecera, le aconsejaron que fuera a urgencias, pero los médicos no sospecharon que sería una sepsis mortal. Después de nueve semanas de luchar, debieron realizarle una cuádruple amputación como única alternativa para salvarle la vida.
"Le dije a mi marido que se fuera, que me abandonara, pero él me contestó: 'Me casé con vos no por tus brazos o piernas, sino porque te quiero'". Jayne vive en Gales del Sur y ahora junta fondos para poder realizar una cirugía de osteointegración, para poder colocar prótesis de última generación.
"Divido mi vida en dos partes; antes y después de que me diera la sepsis. Perdí la mitad de mi vida. Fui despojada y sólo necesito recuperar algo de la normalidad".