El deporte argentino vivió atraviesa uno de esos momentos que quedan grabados a fuego. la muerte, sorpresiva, de Julio Humberto Grondona y la ausencia de Emanuel Ginóbili en el Mundial de basquet son los hechos más destacados que dejó la semana, pero que harán mucho ruido en los próximos días.
Lo difícil no es llegar sino mantenerse. El fallecimiento de Don Julio ha sido un mandoble a las estructuras del fútbol nacional. Grondona no fue un dirigente al que se lo puede reemplazar fácilmente.
Sus 35 años en el poder tienen que ver más con su capacidad para poder manejar todas las tormentas y salir indemnes de ellas.
Hoy en el fútbol argentino no hay un hombre que tenga sus mismo perfil y eso hará que la sucesión se convierta en una lucha sin cuartel que puede ser muy sangrienta.
Todos quieren ese sillón tan poderoso, pero ninguno parece tener un perfil similar al del “Zorro de Sarandí”, que no necesitó un título universitario para convertirse en una personalidad a nivel mundial. “Lo miraba a él antes de tomar algunas decisiones”, contó el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, blanqueando el poder que Grondona había construido.
La primera pelea que se dará es por la torta de dinero que la AFA recibe del gobierno y que es fundamental para la vida institucional de los clubes.
River y Boca siempre se quejaron de una inequidad en el reparto y ya el martes van a pedir que eso se revea. Ven en el torneo de los 30 equipos del año que viene un fantasma que seguirá haciendo flaquear sus finanzas.
Habrá que ver cuanta cintura tendrá Luis Segura, el heredero del trono, para manejar la situación. Cómo así también si de una vez por todas se pone el ojo en controlar las finanzas de los clubes. Nunca se cumplió con aquello que quienes tuvieran sus cuentas en rojo debían perder la categoría y por lo contrario, los clubes pasaron de deberle a la AFA cerca de 540 millones de pesos en 2012 a cerca de 700 millones en la actualidad.
“De la AFA me sacan con los pies para adelante”. Era una frase que utilizaba Grondona cada vez que le pregunataban hasta cuando se quedaría. La aseveración no era una expresión de deseo. Los Estatutos de la AFA le dan al presidente la potestad de manejar “eternamente” los hilos del fútbol nacional en todas las categorías.
El artículo 25 asegura que no hay impedimento para una reelección indefinida y el el artículo 7 dice que “el presidente será natural de la Asamblea, del Comité Ejecutivo y del Consejo Federal, es el Presidente de la AFA”. O sea la misma persona.
Este es un tema urgente para modificar. Ya nadie debería tener esas potestades, más que nada por el bien de la institución. También sería hora de rever la distribución de los votos para elegir al mandatario.
Hasta hoy, los clubes de Primera División y los clubes de Buenos Aires son los que tienen todo el poder, mientras que el Interior casi no tiene peso. Según el Estatuto, “cincuenta dirigentes eligen al presidente: 20 de primera división, 7 de ligas regionales, 8 de B Nacional, 7 de B Metropolitana, 4 de la C, 3 de la D y 1 del Torneo Argentino A”, una injusticia.
Una renuncia polémica. La noticia de que Ginóbili no irá al Mundial de España es para muchos una desilusión y acusan al bahiense de no haber hecho todo lo necesario para estar. “Los ídolos nunca renuncian”. Hay otros que lo defienden a rajatabla y ponen como argumentos todo lo que el bahiense dio por la selección nacional.En el medio hay una situación de dinero y nadie debería meterse en el bolsillo del otro.
Lo cierto es que este hecho es el principio del fin de la etapa más gloriosa del basquet nacional. La que también se termina con una denuncia de corrupción dirigencial y un escándalo que está en la cresta de la ola y parece que sólo terminará hiriendo a un deporte que fue ejemplo de organización durante mucho tiempo.