En una nota editorial publicada en julio del año pasado en el suplemento Más Deportes del diario Los Andes el periodista Maxi Salgado se refería al tema con muy honrosas excepciones de la falta de dirigentes deportivos no solo en el ámbito provincial sino también nacional. Tras fundamentar su opinión priorizaba la necesidad de crear una escuela de dirigentes deportivos que permitiera mejorar el comportamiento de quienes dirigen los destinos de las asociaciones, federaciones, instituciones o los propios clubes que funcionan en la provincia.
Se señalaba en ese artículo que “un dirigente deportivo tiene que ser creíble, porque los deportistas tienen que ver en él sus valores personales. Como honestidad, coherencia, compromiso, competencia. El líder debe ser “proactivo” y no “reactivo”, pues los deportistas, padres de familia y todos quienes lo rodean lo que necesitan es esperanza”. Entre varios ejemplos Salgado refería también la pésima gestión de la AFA en esos tiempos lo que había llevado al fútbol argentino a la peor crisis de su historia. Se nombraba incluso a empresarios y gremialistas como Marcelo Tinelli, Daniel Angelici, Raúl D Onofrio, Chiqui Tapia y Luis Segura que por su apetencia política y ansías de trascendencia habían sido algunos de los responsables de esa crítica situación.
Ejemplos
La celebración el próximo domingo 30 del corriente del Día del Dirigente Deportivo trae el recuerdo de esa nota porque realmente el dirigente deportivo es una raza en extinción con algunas excepciones porque todavía hay gente muy valiosa que trabaja con dedicación, trasparencia y vocación de servicio al frente de los clubes. Se puede hacer un somero repaso y traer a la memoria el nombre de directivos que hicieron docencia.
Entre ellos grandes presidentes como Feliciano Gambarte y Julio Vega en Godoy Cruz; Spartaco Castellani y Amilcar Robles en Talleres, responsable en el ‘72 de la construcción del actual estadio cerrado que lleva el nombre de Salvador Bonanno; Bautista Gargantini pionero en los albores de Independiente Rivadavia donde Salvador Iúdica, Armando Lazzi, Jorge Nanclares, Luis Jorge Dávila y Enrique Nanclares dejaron su imagen además del presidente Walter Bragagnini que al donar los terrenos se convirtió en el padre de la Ciudad Deportiva Azul quién en su época de presidente trabajaba con dos chequeras: la del club y cuando esta se acababa la personal sin que jamás reclamara un peso de devolución.
En Gimnasia se recuerda la cerrada ovación que recibió Salem Nazar la noche del 30 de agosto de 2008 durante la cena del centenario de la institución cuando subió al escenario a saludar, reconocimiento a su gestión de tantos años como presidente. En el Lobo también dejaron su impronta Carlos Salgado, Tito Guzzo, sus hijos Hugo y Jorge, Samuel Kolton, Luis Pescarmona y Carlos Cailly que llegó a presidir la Liga Mendocina.
Sin olvidar a Emilio Palero Infante en el tenis de mesa y en los inicios de Gutiérrez, Emilio Menéndez primer presidente de San Martín donde también se evoca a Esteban Costantini que en la década del ‘60 y de los primeros Nacionales respondía “Chacareros y a mucha honra” cuando se pretendía ofender con ese mote a sus hinchas porque su club no podía jugar los sábados a la tarde, Joaquín Malnis, Rufino Menéndez y Jorga Sagúan en Guaymallén, el Cr. Carlos Aguilar en Murialdo, Angel Juan en Luján, Felipe Bellene y Jorge Silva en Maipú, Pedro Pettignano surgido en Murialdo en Básquetbol y fútbol y Francisco Coccioni durante más de 20 años titular de la Liga de Fútbol.
En otras disciplinas se puede nombrar en el automovilismo a Antonio Díaz Costantini que durante tantos años presidió el Automóvil Club Mendoza y a su heredero José Scordo que también dirigió la Federación Mendocina de Automovilismo, como Carlos Manzano.
Federico “Fico” Villafañe presidente Tortugas de Cuyo entre 1983-1999, Libero Marmili organizador de los épicos Cruces de Los Andes y Francisco Chila responsable de la tradicional Vuelta de Mendoza.
Mario Rodolfo Díaz que puso de pie al club San José en el básquetbol mendocino cuando parecía condenado a desaparecer y Aníbal Mario Cerioni impulsor del brillo de Atenas en los últimos tiempos y el Dr. Nazar después de más de tres décadas en la presidencia de Regatas.
Finalmente los nombres de Ramón Juárez, Dr. Bernal y Francisco Morillas en el boxeo.
La escuela
Andrés José Salinas, un ex - jugador e histórico directivo de las bochas mendocinas, coincide en que “ya no hay dirigentes deportivos”.
Para Salinas lo fundamental es “la vocación, el desinterés económico, la trasparencia, la honestidad y el valor espiritual y económico para convertirse en un directivo y que la mayor satisfacción es alcanzar el éxito general y permanecer en el recuerdo como una buena persona luego de la tarea desarrollada”. Desde hace tiempo este bochófilo cree en la necesidad de que se pueda avanzar en la creación de una escuela de dirigentes deportivos. Una idea que Salinas recuerda nuevamente en vísperas de este domingo 30 de abril que es el Día del Dirigente Deportivo.
Otros nombres
Es obvio que existen excepciones a la regla que indica que el dirigente deportivo es una raza en extinción. En ese sentido hay ejemplos actuales como el de Mario Antonio Garelli, presidente del modesto club Carlos J. Garelli, en Villa Hipódromo, que en silencio y con mucho esfuerzo trabaja en un nuevo emprendimiento deportivo en el pedemonte mendocino, Fernando Porretta que con obras e infraestructura le dio un renovado impulso al Lobo del parque, Humberto Pagano que con una tarea también muy eficiente proyecta al deporte desde la Confederación Mendocina de Deportes y José Mansur gerenciador y presidente del Expreso.