Se sacó una mochila pesada de encima: acumulaba tres partidos sin ganar y en las dos últimas presentaciones en casa habían terminado en derrota. Victoria que lo acomoda en la tabla de posiciones y con marcador abultado, para que también los delanteros saquen pecho.
La historia no empezaba bien. El Cruzado no hacía pie y se mostraba totalmente desconectado. No la agarraba Coria ni Guerra y así todo se hacía cuesta arriba.
Lo mejor de esa primera parte lo hacía la visita cada vez que la pelota pasaba por los pies de Zárate y Ceballos. Sin mayores compromisos, Tesorieri se animó a jugar mucho más y lo llegó a poner contra las cuerdas al Cruzado.
Pero para el complemento la historia iba a ser otra. Sperdutti acertaba en los cambios (adentro Pierguidi y Gordillo) y en el cambio de dibujo (el equipo se paró con tres puntas bien definidos) para que Maipú muestre su mejor versión.
Coria le sacaba lustre a su botín y la colgaba de un ángulo para abrir el marcador a los 18’. Un minuto más tarde, el Pampero metía un taco exquisito para que Benítez ponga el 2-0 y a los 20’ otra vez aparecía Coria para estampar el 3-0.
En una ráfaga, el Pampero liquidó a Tesorieri. Atrás quedaban los 60’ de pobre nivel y los insultos de los plateístas a Delorte. Se enterraba, de esta manera, al Maipú insulso e inexpresivo. El equipo volvía a mostrar personalidad. Ahora, deberá ratificarlo el miércoles, en San Juan.