Un soplo de aire fresco. Una brisa de invierno para tomar algo de respiro en la tabla.
Sí. Guaymallén necesitaba una victoria para sacarse la mufa y la consiguió. Ante un Andes muy pobre y sin argumentos le alcanzó con sólo doce minutos de partido para escribir la historia.
Una ráfaga de buen fútbol y goles fue suficiente en el Pedro Alastra, después todo el desarrollo estuvo de más. Porque el dueño de casa bajó el ritmo y no se preocupó más por el juego, mientras que el elenco del Sur provincial careció de ideas y peso en la búsqueda de revertir el encuentro.
El libreto futbolístico del Fiti Estrada salió a la perfección en el arranque, con gran presión alta para recuperar el balón y jugar en campo contrario, y eficacia a la hora de pisar el área de Barroso.
El equipo conjugó lo ideal en los primeros minutos del partido: vértigo, asfixia permanente a los volantes contrarios y armas letales que hicieron daño en el fondo del Croto.
Tanta “intensidad”, palabra que está de moda en los técnicos actuales, le sirvió al Cacique para sacar una diferencia de dos goles pero que se hizo más grande en el juego.
Nunca Andes pudo poner en riesgo serio a Tula, y eso facilitó lo que expuso el dueño de casa.
Las conquistas de Rodríguez y Arabalé resultaron dos estiletazos tranquilizadores para Guaymallén. Sabía que si se ponía rápido arriba en el marcador iba a encauzar el compromiso sin mayores problemas. Como finalmente ocurrió.
El resto fue correr mucho, meter en cada pelota y jugar muy poco por abajo.
Claro, esto no le importó al Tricolor que había hecho lo que buscaba. Y ahora, con más oxígeno, ya palpita el gran duelo contra Argentino.
