Estilos similares, buen trato de balón y la intención de llegar al área rival jugando hermanan a este Gimnasia y Defensores de Belgrano (VR). Sin embargo, hay un aspecto que lo coloca al Lobo por encima de su rival: su poder de fuego en ofensiva. El conjunto de la dupla Alaniz- Abaurre, cuenta con un poder de fuego del que otro carece.
Los mendocinos convirtieron 7 goles en sus últimos cinco partidos, mientras que el Granate apenas marcó 2 en la misma cantidad de juegos.
Además, otro detalle que hace un guiño cómplice a los sueños de ascensos mensanas es que jugando en casa, el Lobo llegó a una racha de 24 juegos sin derrotas (18 triunfos y 6 empates).
En la ida, el conjunto de Ramallo fue el que tuvo un mayor control de balón en la zona media, aunque sin hacer pesar esa tenencia en el área rival. El planteo mendocino dejó en claro que la dupla técnica tomó nota de lo sucedido en Madryn, donde descubrió el fondo por buscar con insistencia la valla rival.
Por eso esta vez se decidió preservar el cero en el arco y apostar a lo que podían generar las individualidades en una cancha de dimensiones más chicas que las que presenta el Legrotaglie. “En casa será diferente”, arriesgaron varios a la salida de camarines.
El buen nivel de Becerra, las explosiones de Pato Cucchi, el gol de Palacios Alvarenga y el talento de Llama son argumentos para creer que el Lobo puede quebrar el maleficio de las definiciones terminadas en tristezas.
La columna defensiva que lideran Marín y Mondino, con Marchiori acumulando 360 minutos con la valla invicta son parte de un paisaje que a todas luces invita a las fotos.
Mientras, los hinchas, bajando por calle Lencinas, ya entonan el “que el domingo cueste lo que cueste...”.