Una presión Monumental

River recibe a Boca, que viene de ganar el clásico en el ámbito local, en el partido de ida de la Copa. El país se paraliza otra vez, desde las 21.

Una presión Monumental
Una presión Monumental

River, aún dolido por la derrota en el Superclásico del último fin de semana por el torneo local, recibirá a Boca en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, con la misión de sacar un buen resultado con miras a la revancha, dentro de una semana en La Bombonera. El equipo que resulte ganador de esta llave se medirá en cuartos de final con el vencedor de San Pablo-Cruzeiro.

El primer cruce entre los dos clubes más importantes del país fue el domingo pasado en La Boca y el Xeneize se impuso por 2-0, en una victoria que lo dejó como único líder del Campeonato de Primera y lo potenció en lo anímico, pero que de ninguna manera incidirá en lo que sucederá en Núñez por la Copa, y así lo afrontará River, según lo anticipó el DT Marcelo Gallardo. En ese contexto, el Muñeco tomó nota de algunas falencias que mostró su equipo y hará un par de retoques, mínimos pero importantes, con la idea de mejorar la producción y complicar a Boca, que por su parte le planteará un partido distinto desde los nombres, con siete cambios en la formación inicial. En River, Gallardo piensa reforzar el mediocampo con la inclusión de Leonardo Ponzio, un jugador experimentado y con buenos rendimientos en los clásicos, y saldrá el juvenil Sebastián Driussi, mientras que en la defensa es casi un hecho el retorno de Ramiro Funes Mori.

En el caso de Funes Mori, el que saldría del equipo, siempre en relación a la formación que jugó en La Boca, sería el juvenil Emanuel Mammana, y en ese caso pasaría Germán Pezzella al lateral derecho, con la intención de fortalecer el juego aéreo, uno de los puntos fuertes del equipo. La intención del Muñe es que su equipo genere más situaciones de gol que el domingo pasado y para lograrlo precisa una mejoría del colombiano Teófilo Gutiérrez y un mayor protagonismo del uruguayo Rodrigo Mora, artífice de la clasificación angustiosa en el Grupo 6, en el que fue segundo detrás de los mexicanos de Tigres.

Boca, por su parte, se clasificó en forma holgada por el Grupo 5, luego de ganar los seis partidos, pero sabe que todo eso es pasado y que puede quedar rápidamente en el olvido si pierde la eliminatoria a manos de River, con el que ya cayó el año pasado en las semifinales de la Copa Sudamericana. El entrenador boquense, Rodolfo Martín Arruabarrena, sabe que llega con un plus anímico luego de la victoria en La Bombonera, pero no se confía y por eso tomará ciertos recaudos, en una formación que tendrá variantes respecto del domingo pasado.

sí, ingresarán en la defensa Leandro Marín, Marcos Torsiglieri y Nicolás Colazo, en el mediocampo lo harán Fernando Gago y Pablo Pérez, y en ofensiva retornará Jonathan Calleri y será titular el cordobés Cristian Pavón, dueño de los flashes del reciente superclásico con su gol, el del 1-0 que allanó el camino al éxito. Los que saldrán serán Gino Peruzzi, Guillermo Burdisso y Luciano Monzón en la defensa, más Federico Carrizo o Nicolás Lodeiro, Daniel Osvaldo y Andrés Chávez, en la delantera, mientras que no está definido un lugar entre Marcelo Meli y Andrés Cubas en la línea de volantes. Es que el Vasco pensaba diagramar una línea de volantes con Meli, Gago y Pérez, autor del segundo gol ante River, más el uruguayo Lodeiro como mediapunta, y arriba Calleri junto a Pavón, pero no quedó conforme con la manera en la que el equipo recuperaba la pelota durante el entrenamiento previo. Así, podría salir Meli para que juegue el misionero Cubas, un futbolista que a pesar de tener apenas 18 años aporta una presencia importante y recupera cuanta pelota pasa por su sector.

La intención de Arruabarrena es que Boca intente hacerse de la pelota y asistir, con el buen pase de Gago, al goleador Calleri, y también aprovechar la velocidad de Pavón, con la misión de anotar en el Monumental, habida cuenta del valor doble que se otorga a los goles marcados como visitante, siempre que haya igualdad en puntos.

De todas maneras, se presume que el partido será cerrado, con River en la búsqueda de un gol y a su vez de que no le anoten, y Boca agazapado, a la espera de facturar cualquier error, con futbolistas de categoría capaces de cambiar el rumbo de un partido en cualquier momento. En este tipo de encuentros no existen los favoritos, y si bien el Xeneize salió vencedor el domingo pasado, la diferencia a su favor fue mínima en lo futbolístico y se resolvió sobre el final, de manera que si el Millonario recupera el juego que caracterizó al ciclo de Gallardo puede cantar victoria y fortalecerse para la revancha. Ya se siente una presión Monumental.

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