La idea de crear el Fondo Monetario Internacional nace en una reunión de las Naciones Unidas en 1944 en Bretton Woods (USA). Los representantes de 44 gobiernos aliados de la Segunda Guerra Mundial acordaron establecer un marco de cooperación económica con el fin de evitar que se repitieran los círculos viciosos de devaluaciones, que ayudaron a provocar la Gran Depresión de los años treinta. El FMI empezó sus actividades operativas en Marzo de 1947 con el principal objetivo de asegurar la estabilidad monetaria internacional.
Este sistema, de acuerdo con los fundadores, fue considerado esencial para el fomento de un crecimiento económico sostenible, mejorar los niveles de vida y reducir los índices de pobreza.
Hoy, 187 países son miembros del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, en las últimas dos décadas, la institución ha sido fuertemente criticada, sobre todo por el rol cada vez más dominante de los países desarrollados dentro de la organización y por su filosofía de capitalismo neoliberal.
Y ahora la pregunta: ¿cuál ha sido el verdadero destino de los 44,3 mil millones de dólares del préstamo, desembolsados en 2019, y con qué fin?
Una casi inimaginable, inmensa suma que ahora figura en los libros contables de nuestra patria como “deuda externa”.
¿Se trata realmente de un préstamo que mejoró los niveles de vida de nuestra sociedad y que ayudó a reducir la pobreza?
Con toda humildad, yo no lo veo así.
Hoy, el total de nuestra “deuda externa” está en 314 mil millones de dólares, lo que representa más que un 75% del PBI. Además, ahora, en 2020, deberíamos cancelar unos 23 mil millones de dólares, un impagable 5% del Producto Bruto Interno.
Seamos sinceros y realistas: el Gobierno anterior sostiene que el 83% de los 44,3 mil millones se han usado para cancelar deudas… pero eso tampoco lo veo así.
Entonces, ¿cuál fue el verdadero destino de los 44,3 mil millones de dólares y cuál ha sido la motivación del Fondo de otorgar semejante suma a la Administración anterior?
Mis simples cálculos (todos en base a números publicados y suministrados por el Gobierno anterior) demuestran claramente que 22 mil millones de dólares fueron usados en menos de 24 meses para intervenciones en el mercado cambiario, tratando de evitar/postergar la inevitable suba del dólar.
Para incentivar al inversor de no refugiarse en la moneda norteamericana, subieron las tasas en pesos a un nivel fatal e insostenible (arriba del 80%); fatal para el funcionamiento de una economía sana; fatal e insostenible para el funcionamiento de cualquier economía, provocando el inicio de una intolerable, insoportable recesión.
El precio real de esta medida, usando el vehículo de los Leliq, nos ha costado unos incomprensibles 12 mil millones de dólares, con el triste resultado de haber beneficiado al sistema bancario, al inversor extranjero especulador y matado miles de Pymes.
Sumando los 22 mil millones dedicados a la intervención cambiaria y los 12 mil millones para “incentivar al inversor de no refugiarse en la moneda norteamericana”, llegamos a 34 mil millones de dólares lo que equivale a un 77% del total del préstamo.
Entonces, volviendo a la pregunta del título de la nota, ¿a quién, realmente, prestó el FMI? ¿No seríamos la Nación más feliz del mundo (desde el punto de vista financiero/tributario) y con un Presidente que no se puede borrar la sonrisa de su cara, si hoy pudiéramos disponer de los 23 mil millones mal gastados, cancelando la totalidad de nuestros compromisos de 2020? Es más, los restantes 11 mil millones hubieran sido suficientes para dar un empuje importante a la recesiva economía y todo eso sin una dolorosa “Ley de Solidaridad” y sin un castigador dólar turista.
¿Así que el famoso, irresponsable préstamo de los 44,3 mil millones de dólares realmente representa una deuda que tenemos que asumir todos los argentinos, o fue simplemente un “aporte” del FMI a la campaña presidencial del Sr. Macri, orquestado por los socios ricos del Fondo e implementado por la Sra. Christine Lagarde?