Al menos 19 personas murieron y más de 120 resultaron heridas ayer en un atentado con bomba cerca de un santuario hindú de la capital tailandesa, Bangkok, una zona muy frecuentada por locales y turistas extranjeros.
Entre los muertos figuran diez tailandeses, un chino y un filipino, indicó la policía por la noche.
La bomba estalló ante el templo de Erawan, en el distrito de Chidlom. En la calle quedaron esparcidos cuerpos desmembrados y fragmentos de cristal, constató un periodista.
La explosión se produjo hacia las 18.30 locales (8.30 argentina), en un momento en que se concentraban numerosos feligreses y turistas en este templo al aire libre.
“Fue una bomba, creo que estaba dentro de una motocicleta (...) Era muy grande, mire los cuerpos”, contó un socorrista voluntario que no quiso dar su nombre.
Según el portavoz de la policía, Prawut Thavornsiri, el atentado tuvo motivaciones políticas y quería sembrar el caos. Tailandia se encuentra dirigido por una junta militar desde hace 15 meses.
Aunque nadie clamó la autoría del ataque inmediatamente después, las sospechas se dirigen principalmente a las rivales facciones políticas del reino.
Tailandia es un país profundamente dividido tras casi una década de violencia política, repetidas protestas callejeras que acabaron con muertes y explosiones de bombas, aunque ninguna del calibre de la de este lunes.
Tailandia también se enfrenta a la insurgencia en las provincias del sur, cercanas a Malasia y de mayoría musulmana, donde más de 6.400 personas, fundamentalmente civiles, han sido asesinadas.
"Contra los extranjeros"
En el hospital de Chulakongkorn, uno de los centros médicos de los alrededores, se registraron escenas de caos. Un hombre, consciente pero con gran parte del cabello quemado, parecía perdido en medio del bullicio.
"Algunas de las víctimas son chinas", dijo la ministra de Turismo, Kobkarn Wattanavrangkul, que fue hasta el hospital.
De acuerdo al primer ministro de Singapur, varias personas de ese país figuran también entre los heridos.
Muy popular, el sitio del ataque es un santuario dedicado al dios hindú Brahma, que atrae cada día miles de fieles budistas. Se encuentra en una de las avenidas más grandes en el centro de Bangkok, capital turística del reino que acoge cada año a millones de visitantes.
El ministro de Defensa, Prawit Wongsuwong, afirmó que el atentado, perpetrado con una “bomba de TNT”, tenía como blanco “los extranjeros y así dañar el turismo y la economía” de Tailandia.
Tailandia está gobernada por una Junta Militar, que tomó el poder en mayo pasado para poner fin a meses de protestas mortales contra el anterior gobierno electo.
El país sigue bajo tensión y profundamente dividido después de casi una década de agitación política, que concluyó con dos golpes de Estado.
El ex primer ministro Thaksin Shinawatra, quien se exilió para escapar a la justicia, y toda su familia, están en el centro de las divisiones del reino.