Patricia Ruiz es la presidenta del Club Real Mendoza y su pareja, Diego Torrejón el secretario y coordinador del mismo. Más allá de esos títulos, ellos son los fundadores y padrinos de cada uno de los niños que asisten al club de sus sueños en el Barrio Pellicier de Las Heras y que al año de su presentación ha crecido de manera impensada.
“La Pato” y Diego, tenían este sueño funcionando desde hace unos años: "En el 2010 empezamos con la escuelita Independiente de Las Heras, y desde hace cuatro nos informábamos de los costos de jugar en Liga. Este año decidimos fundarlo con el nombre Real Mendoza, ya que no queríamos problemas con la Lepra por llamarnos Independiente. Le pusimos Real porque fue un sueño que se hizo realidad y Mendoza por ser de acá. Los niños, que provienen de zonas aledañas al predio donde entrenan, en el barrio Pellicier de Las Heras, cada vez son más y todos con historias muy difíciles".
"Tenemos 400 chicos y son 250 los que están federados en la Liga, ya que muchos no tienen para hacerse el carnet y de a poco vamos juntando la plata para hacerlos. En principio cobrábamos una cuota de 50 pesos y la subimos a 100. Vimos que muchos no pagaban y a la vez los padres no los acompañaban, entonces decidimos hacer una cuota social de 150 (hay familias de hasta más de ocho hijos) y la idea es que con esa cuota entren gratis a los partidos y puedan apoyar a sus hijos. Los chicos vienen de la calle y que se encuentren con una pelota y los hace muy feliz".
El Club aún no tiene una sede fija y están recibiendo ayuda para lograr sus objetivos: "La Municipalidad de Las Heras nos empezó a ayudar a pagar las planillas, y gracias a Carlos (Suraci) y la gente de la Liga pudimos afrontar este torneo. Además ahora venimos de ver unos terrenos que nos puede ceder el municipio para tener nuestro propio lugar, ya que estamos alquilando una cancha grande donde entrenan los chicos de 15 a 20".
La vida de Patricia y Diego respira fútbol, pero nunca dejaron de trabajar duro para cumplir sueños. Entre el trabajo y la escuelita transcurre su vida y la de toda su familia: "Nosotros trabajamos aparte, en la mañana hacemos y vendemos muñecos de tela en la calle, y por las tardes estamos todo el día con los chicos, es más, ellos vienen a las 15 que es cuando entrenan los más chicos y nos volvemos a las 20 todos juntos, porque tenemos que cruzar el Acceso Norte y es medio peligroso. Además, nuestros hijos (a los 16 años fueron padres) nos ayudan mucho, mi hija que quiere ser periodista es la que está con las inferiores menores y nos ayuda sacando fotos y estando siempre. Mi otro hijo es peluquero y también fue jugador mientras hacía el curso de estilista, y les inculca a los chicos que además del futbol pueden estudiar y tener otro futuro".
De estar todo el día en la calle, a cumplir con la escuela y el fútbol, los niños y jóvenes han tenido un crecimiento que hasta los mismos dirigentes están sorprendidos: "Siempre les pedimos la libreta, y de ver que tenían notas rojas a que traigan todos 8 en la libreta, no sólo nos sorprendemos nosotros sino las madres. Algunos más grandes que habían dejado de ir a la escuela ahora volvieron. Y los que tienen alguna dificultad tenemos una madre que hace apoyo escolar".
Y entre lágrimas, sabiendo que muchos chicos tienen problemas en la casa y aún así siguen cumpliendo con sus responsabilidades, Diego y Patricia se sienten orgullosos de su sueño cumplido: "Ver cómo han cambiado los chicos desde principio de año a ahora, que se sumen dos o tres por semana, que crezcan en su educación y que festejen aunque pierdan, por ejemplo, la otra vez perdieron 2 a 1 en Talleres pero vinieron todo el camino cantando porque habían hecho un gol… Que te ayuden a darles el refrigerio a sus compañeros, que no insulten y sean responsables es un orgullo. No hay forma de pensar que no podemos seguir porque verlos nos da mucha fuerza".
Finalmente y sin descansar de esta labor diaria, la pareja ve a futuro y agradecieron por todo el esfuerzo de mucha gente que los acompañó: "Lo próximo es conseguir ese terreno, que está al lado de la 4ta. Brigada Aérea, así podemos tener nuestro espacio para todos. En este camino primero agradecemos a Carlos Suraci, Ricardo y la gente de la Liga, la Municipalidad, a los chicos que sacaron préstamos para que podamos hacer los carnet y pagar las planillas al principio, a las mamás y papás que nos ayudan, y a nuestra familia que siempre nos apoya y nos ayuda con todo".
Un Club con un nombre bien puesto: El sueño Real de Mendoza.