La confirmación de la puesta en marcha del séptimo Salón del Automóvil de Buenos Aires llega en un momento muy especial para la industria automotriz. Como antecedente nos remontamos a la anterior edición que se realizó en junio de 2013, el año del boom de ventas de 0 km para el país, el cual marcó un récord histórico con más de 950 mil unidades comercializadas.
El 30 de junio de ese año la muestra más importante de América del Sur junto a la de San Pablo, cerraba también su sexta edición con números más que alentadores. Asistieron 564.706 visitantes -superando la cifra de 2011-, hubo 114 expositores, se exhibieron 369 vehículos, con 54 primicias y Facebook marcó 85.000 fans.
Todo en 2013 fueron números en alza para la industria, que se coronaría con la cifra histórica en ventas.
El 2014 comenzaría con un panorama muy distinto, que se fue agudizando con el correr de los meses, con el castigo del Gobierno para los autos de lujo y los alta gama, las trabas a las importaciones y la falta de autopartes y repuestos que complicaron las ventas, en un año también marcado por la inflación.
Este panorama se reflejó en la caída de patentamientos, con 683.485 unidades, un descenso del 28% en comparación contra el acumulado de 2013, según las estadísticas de Acara.
El 2015 trae un panorama similar hasta el momento, pero con el empuje que puede suponer la realización de este show de las automotrices, donde muestran tanto los prototipos y modelos soñados, como las próximas novedades que se podrán ver y comprar en los meses siguientes. En este contexto El Salón de Buenos Aires puede representar una oportunidad para tentar a los consumidores con vehículos totalmente nuevos, con restyling y versiones especiales para modelos ya probados.