Cuando habían pasado seis minutos de las 20 del jueves pasado, una "caravana" de móviles, motos y camionetas policiales cruzó el portón de la base de la División Motorizada, ubicada sobre calle Boulogne Sur Mer al 3200, en Capital.
Los efectivos le echan un vistazo al cartel que los despide, "Mantente alerta, actúa con decisión, autocontrol y determinación. Tu familia te espera", y luego toman por Boulogne Sur Mer al norte.
Es imposible para la gente que a esa hora está en la calle no mirar con asombro (y hasta con algo de recelo) la larga fila de policías, muchos de ellos con armas largas. Los efectivos también se saben observados, pero eso es algo con lo que conviven; siempre que hay un despliegue de esa magnitud las miradas sobran.
Un jefe de la UMAR (Unidad Motociclística de Acción Rápida) que esa noche debió subirse a una camioneta en vez de a su moto, pide por radio entrar en la frecuencia policial de Las Heras. Luego planean distribuirse en "abanico" por los rincones de departamento.
Desde hace unos meses, el cuerpo de Motorizada y el de UMAR se unieron y formaron la UAP, una Unidad de Acción Preventiva. En total trabajan unos 65 policías que se dividen en dos turnos. La noche del jueves varios se quedaron "recargados" por lo que cerca de 50 coparon las calles de Las Heras.
La idea de ese tipo de operativo es ir en apoyo de los uniformados de las comisarías departamentales y demostrar que en la calle hay presencia policial.
El patrullaje, cuando no hay ninguna emergencia, se hace a menos de 30 kilómetros por hora. La clave es mirar las calles y estar atentos a lo que sucede por frecuencia, por si hay que salir en apoyo de algún compañero.
Dentro del móvil se entremezclan las voces que provienen de la frecuencia policial, un programa de radio (en el que casualmente entrevistan al ministro de Seguridad) y el diálogo de los dos policías a cargo de la patrulla. Ya la caravana se dispersó y el itinerario del viaje queda a cargo de ellos, que charlan para decidir qué camino tomar.
Horarios
La camioneta recorre lento los barrios más "calientes" de Las Heras. "La hora pico de los delitos es de 11 a 13 y por la tarde de 19 a 21. Después la cosa se calma un poco", dice uno de los efectivos.
Sus años en la calle hacen que su cálculo no falle: poco después de las 20.30 hay una alerta sobre dos sujetos sospechosos a bordo de una moto que van armados. La última vez que los vieron iban por Olascoaga y Matheu.
Tras escuchar las coordenadas, el chofer deja atrás el andar parsimonioso y acelera la camioneta. En menos de dos minutos, la patrulla llega al lugar del hecho, al que ya habían llegado varios colegas.
Pero los sospechosos lograron escapar -previo haber intentado disparar contra la patrulla que los perseguía-; se bajaron de la moto y corrieron en direcciones opuestas.
Esta vez tuvieron suerte pero los policías están seguros de que la próxima no les irá tan bien. Durante la fuga dejaron tiradas prendas de vestir y hasta un mechón de pelo largo de color rubio. Tal vez esos elementos ayuden a encontrarlos.
Este tipo de operativos se realiza casi a diario en distintos departamentos de la provincia. Para los más alejados, donde la señal de celular no llega muy bien, además del personal de la UAP se desplaza el CEO móvil (ver aparte).
No hay noches tranquilas pero la del jueves no da muchos sobresaltos. "Estas intervenciones dan resultados sobre todo en la primera hora porque es cuando se sorprende al ladrón cometiendo un delito. Ya pasado ese tiempo, como el procedimiento es muy notorio, los ladrones se ‘guardan’. Se avisan entre ellos".
Tampoco se equivoca el policía que pronuncia esa frase: tal vez por el frío o por la gran presencia policial, hay poca gente en la calle.
"Hay algunos lugares en los que nos reciben a piedrazos. Nos tiran piedras hasta niños de tres años", agrega el compañero, y señala marcas en la camioneta para reforzar lo que dice.
Ya son más de las 21 y el movimiento ha decaído. Esa falta de adrenalina hace que el recorrido sin rumbo se torne un tanto monótono. Y empiezan las charlas: "Se ha perdido el respeto por el policía. Pero es por culpa de las dos partes; de los sospechosos y de los efectivos. A la persona hay que tratarla con respeto", dice uno.
En ese momento también saltan recuerdos: "A mi hijo hace un mes le dieron un tiro por la espalda para robarle el celular", dice el chofer, que es una "leyenda" dentro de la UMAR porque ostenta un récord de decomisos de armas: "en un mes llegué a encontrar 14", dice.
Su compañero también ha sido víctima de robos: "Mi esposa y mis hijos sufrieron una entradera el año pasado. Los ladrones estuvieron en mi casa casi una hora. Yo estaba trabajando. Le pegaron a mi hijo por tener cortado el pelo corto. Desde ese día, no puede dormir solo", cuenta.
Las historias siguen y se repetirán varias veces por la noche, mientras que esta continúe tranquila.
Móviles tecnológicos
La UAP, a cargo del comisario inspector Camilo Uvilla, tiene los equipos más modernos de la Policía.
Cuenta con móviles que, mediante una filmadora, registra las patentes de los autos con los que se encuentra en el camino.
"Ha encontrado más autos que un hombre en un año", dice el ministro de Seguridad, Gianni Venier.
Desde que la Policía cuenta con esta tecnología (hace poco más de un mes) se han encontrado 25 autos sobre los que pesaba algún tipo de denuncia. Por día un solo móvil suele registrar unos 2 mil autos. El punto a favor de la Policía es que nadie sabe que el móvil que tiene enfrente lo está registrando.
Otros de los móviles inteligentes tienen un sistema que permite obtener datos de una persona con solo poner su número de documento. Si se necesita identificar a alguien, se ingresa su DNI y el sistema arroja si tiene medidas pendientes o no. Ese sistema sirve para corroborar los datos de cualquier vehículo mediante su número de patente.
"Con esta tecnología se ha logrado dar con 71 personas que tenían pedidos de paradero y 33 con pedido de captura", afirma el ministro.
El funcionamiento de estos equipos se debe, en buena medida, a la señal telefónica. En este punto cobra vital importancia el CEO móvil, sobre todo cuando los procedimientos se hacen en lugares alejados y con poca señal.
Se trata de un camión equipado con operadores que cuentan con computadoras para mirar las cámaras de seguridad de la zona y que se encarga de mandar novedades a los policías que patrullan.