"Me cagaron la vida y solo porque quieren joder a Alberto", escribió Estanislao Fernández, hijo del presidente electo, quien admitió estar harto de los requerimientos de la prensa y de los comentarios en su contra en las redes sociales.
Estanislao también ha sido objeto de burlas por su manifestación artística como drag queen, dando por hecho que por ello sea homosexual o bisexual, algo que él no ha expresado abiertamente. Sí se ha declarado un defensor activo de los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Con razón, militantes del espacio político que lidera Fernández salieron a respaldar al joven. Pero, al menos en las redes sociales, puede leerse que muchos de quienes ahora lo defienden son los mismos que apuntaron sus críticas a Antonia Macri, la hija de 8 años del actual Presidente. ¿Dónde está la coherencia entonces? ¿Con unos pueden meterse y con otros no?
La propia titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue denunciada ante la Justicia porque a inicios de año sugirió probar en la pequeña las pistolas Taser que comenzaron a usar las fuerzas federales de seguridad. "¿Vieron estas pistolas que van a usar, que dicen que no matan? Como no matan quiero que la prueben con la hija de Macri, los hijos de la Vidal y los hijos y los parientes de la Bullrich", lanzó como otro de sus polémicos dichos y apuntó, casi literalmente, a los vástagos de otros dirigentes de Cambiemos, que no participan en política.
Antonia ha sido blanco de críticas, burlas, memes y ataques constantes en las redes sociales, en igual o mayor proporción que Estanislao Fernández. Incluso una revista abiertamente crítica de la gestión de Macri le dedicó absurdos "chistes" con tal de fastidiar y criticar a su padre.
Seguramente, de poder expresarlo como el joven cosplayer, la nena postearía sobre su hartazgo. Porque Estanislao Fernández puede (y lo ha hecho) correrse del foco de la situación y rechazar la intromisión en su vida privada, que nada tiene que ver con la actividad política de su padre.
Ambos, Antonia y Estanislao, tienen un denominador común: son hijos del poder. No lo eligieron. Esa es su "pesada herencia". Sus padres son figuras centrales de la política nacional y, en todo caso, las críticas son (o deberían ser) recibidas de uno y otro lado de "la grieta" por su actividad.
Pero ¿deben los hijos de los mandatarios padecer esos ataques? Creo que no. Y menos aún deberíamos justificar una agresión por otra o tolerar una embestida y minimizar la otra.
En vez de agredir a los retoños del poder, que no fueron elegidos por el pueblo y no desempeñan un rol político, ¿no es más conveniente participar activamente en política si no se está de acuerdo con la gestión vigente; hacer foco en las medidas que toma cada dirigente y no su familia; plantear un debate serio sobre la postura de cada uno?
A ver si se empieza a orientar la “pasión” convertida en crítica de algunos hacia quienes corresponda.