Los festejos navideños se vieron empañados por la tristeza para aquellos que siguen las instancias de la cultura argentina. Es que el lunes 24 murieron el inmenso Osvaldo Bayer y Jaime Torres. En tanto que ayer falleció la poeta Irene Gruss.
Osvaldo Bayer, periodista, escritor, historiador y referente de los derechos humanos fue uno de los más respetados intelectuales argentinos. Las redes sociales dieron cuenta del dolor por la partida de este intelectual ineludible.
Entre sus ensayos más importantes está "Los vengadores de la Patagonia trágica", llevado al cine por Héctor Olivera como "La Patagonia rebelde", que ganó un Oso de Plata en Berlín en 1974.
A raíz de esta obra la Triple A obligó a Bayer a exiliarse en Alemania, donde vivió desde 1975 hasta la caída de la dictadura.
También escribió la novela "Rainer y Minou" y otros ensayos destacados, como "Los anarquistas expropiadores y otros ensayos", "Fútbol argentino", "Rebeldía y esperanza"; entre más.
La música sufrió una gran pérdida
El mismo lunes también se conoció la noticia del fallecimiento de Jaime Torres, considerado el mejor intérprete de charango y embajador de ese instrumento en el mundo. Tenía 80 años.
Torres se encontraba internado en una clínica de la capital desde hace unos días y estaba en coma, dijeron allegados a medios de prensa.
"Fue uno de los más destacados folcloristas con un talento especial para tocar el charango y para interpretar la música del norte de nuestro país", indicó la secretaría de Cultura de Argentina en su cuenta de Twitter.
Sus actuaciones tuvieron lugar en distintos países de América Latina, Alemania, Suiza, España y Estados Unidos. Algunos de sus discos fueron "Virtuosismo en charango", "Taquirari" y "Norte arriba", entre otros.
La poesía también llora
En tanto que la poeta Irene Gruss murió ayer por la mañana en el Hospital Español, tras sufrir una grave deshidratación. "Si se debiera acudir al epítome de la poesía nacida en los '70 en Buenos Aires y de su despliegue, habría que leer, entre unas pocas opciones, la poesía de Irene Gruss. Antes de la guerra, fue poesía de posguerra. Allí se habló y se habla de las cosas en su espíritu, más que del espíritu de las cosas. Todo es aquí azar convertido en convencimiento", decía otro poeta, Jorge Aulicino, en el prólogo de "La pared", uno de los libros de Gruss.
Irene era ácida, inteligente, dura consigo misma y con sus interlocutores. Había nacido en Buenos Aires en 1950 y en los '70 fue parte del taller Mario Jorge De Lellis, del que también participaba Aulicino.
Entre sus obras se cuentan "El mundo incompleto", "La calma, "La dicha", entre otros.