Una mirada a la actividad petrolera

Una mirada a la actividad petrolera

La caída del precio internacional del petróleo ha provocado una situación inédita,  difícil de explicar para el ciudadano común argentino. La finalización de 2014, y comienzos de 2015, ha marcado la agenda energética mundial con importantes novedades provocando no sólo incertidumbre e inestabilidad en materia económica sino también política y social. Incluso se advierten cambios estructurales en la forma del consumo de energía a partir de este hecho.

Por señalar un caso, se puede mencionar que EEUU consume 20% del petróleo mundial mientras que su “rival” político y comercial, China, gasta 12%. La gran diferencia radica en que el país norteamericano produce 12% de ese mismo global y que, a consecuencia del desarrollo de los no convencionales, va camino a transformarse en el líder mundial en producción y exportación de petróleo y gas, mientras que China, con una producción de 5%, aprovecha la disponibilidad de oro negro a precios bajos, lo que la habilita para discutirle el liderazgo a los norteamericanos en el desarrollo económico e industrial.

En concreto, se trata de una guerra de titanes en la que el juego de intereses, y la lucha detrás de los precios del petróleo, seguramente dejará ganadores y perdedores.

En el medio, sin posibilidad de intervenir en esta discusión y alejada en materia de política petrolera -como en otras tantas materias- de los mercados del mundo nuestra Argentina. Y además con torpezas, como el caso de la compra de gas natural licuado por parte de nuestro país en donde, a consecuencia de la metodología elegida por Enarsa, ente responsable de esa operación, se han generado costos adicionales al ya problemático balance energético nacional.

La fórmula para calcular el precio del GNL para una de las terminales (Escobar) depende, fundamentalmente, de la evolución del petróleo. Sin embargo, la base de cálculo para Bahía Blanca, la otra terminal, a la evolución de la cotización del gas. En definitiva el Estado paga dos precios diferentes por un mismo producto. Si el Gobierno hubiese utilizado una fórmula uniforme para calcular el precio del GNL, podría haberse ahorrado 40% de lo que gastará este año en esta materia, lo que es muchísimo dinero. Esto como ejemplo.

Otro ejemplo: aunque parezca absurdo, y siendo que en los últimos años ocurrió lo contrario, hoy el petróleo importado es más barato que el nacional. Es que para entender todo este enredo hay que aclarar que la administración kirchnerista siempre sostuvo que no era conveniente atarse a los vaivenes de los mercados internacionales. Fue así que cuando el crudo llegó a costar por arriba de los U$S 140, en la Argentina se cotizaba por debajo de U$S 42.

Pero todo fue, y sigue siendo, una ficción. La realidad ha demostrado que este proceder puede ser útil coyunturalmente pero no como política de fondo, si es que hay una, donde las consecuencias ya la estamos viviendo con la caída en la producción de gas y petróleo, y las reservas.

A esto se agrega que por las características de la producción nacional de petróleo y del parque refinador, la Argentina tiene excedentes de crudos pesados (golfo San Jorge) y déficit de livianos (Neuquén). En tal sentido, Enarsa ha iniciado un nuevo proceso de compras de crudo en el extranjero habiendo abierto una licitación para livianos. Esos volúmenes servirán para cubrir la menor oferta local del crudo denominado “medanito”, el que mejor rinde en las destilerías locales.

Al margen de los precios, para optimizar la capacidad de refino conviene importar crudo liviano en vez de productos terminados. Ahora bien, si se importa petróleo a precios más bajos y los combustibles producidos se valorizan al precio del petróleo local, que es más alto, el importador, en este caso Enarsa se haría de una ganancia adicional a costa del consumidor.

La importación que se hizo el año pasado implicó un subsidio del Estado a las empresas, ya que se compró a un precio y luego lo vendió a las petroleras refinadoras a un valor menor. Mientras que el petróleo, de cualquier referencia, ronda los U$S 50, el medanito, en la Argentina, se valoriza alrededor de los U$S 77, la intención es vender el crudo importado al precio cercano al último valor y que Enarsa haga una diferencia.

Mucho más sensible fue el tema de la caída de los precios para las provincias productoras, cuyos gobiernos no sólo advirtieron una pérdida severa en los ingresos por regalías sino también el peligro de una disminución de la actividad con impacto en el volumen de mano de obra ocupada y sus efectos en la sociedad. Después de una leve recuperación de la producción doméstica, fundamentalmente de la mano de YPF y PAE, el desplome de la cotización internacional del crudo ha complicado el horizonte de la industria petrolera.

De prolongarse este escenario externo, será difícil mantener los precios acordados recientemente entre la Nación, las provincias productoras y las empresas.

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