Un grupo armado asesinó a nueve miembros, entre ellos seis niños, de una familia mormona de origen estadounidense en el norte de México, una masacre que llevó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a ofrecer ayuda militar al gobierno mexicano para luchar contra el narcotráfico.
El ataque ocurrió el lunes al mediodía en una ruta en el límite entre los estados de Sonora y Chichuhua, una zona inhóspita cercana a la frontera con Estados Unidos.
La caravana de la familia LeBarón, compuesta por tres mujeres y 14 niños, se trasladaba de Galeana (Chihuahua) a Bavispe (Sonora) cuando hombres armados la emboscaron, informó el ministro de Seguridad Pública, Alfonso Durazo.
"El convoy pudo haber sido confundido por grupos delictivos que se disputan la región", afirmó.
Una teoría esbozada por Julián LeBarón, activista y allegado de los fallecidos, quien consideró que el suceso no tuvo que ver con un ataque directo a la familia o por un conflicto familiar.
"No sabemos cuál es la razón para agredir a estas mujeres, no sabemos quién fue pues en la sierra hay muchos sicarios", señaló.
Los vehículos fueron acribillados y al menos uno de ellos se prendió fuego.
En total, nueve personas murieron -tres mujeres y seis menores- en la emboscada y seis resultaron heridas.
Algunos de los niños lograron escaparse tras el asalto y corrieron hasta un rancho en las cercanías y alertaron de lo sucedido.
Las primeras fuerzas de seguridad mexicanas acudieron a la zona al menos tres horas más tarde, un retraso que el gobierno atribuyó a la lejanía de la mayoría de poblaciones del lugar del incidente.
La brutalidad del ataque y la muerte de ciudadanos norteamericanos desató una gran indignación. "Este es el momento para que México, con la ayuda de Estados Unidos, libre la GUERRA a los cárteles de la droga y los borre de la faz de la tierra. ¡Simplemente esperamos una llamada de su gran nuevo presidente!", tuiteó Trump.
En tanto, su par mexicano, Andrés López Obrador advirtió que no aceptará injerencia externa.