La carta es una mezcla de angustia, dolor y decepción. Una maestra de una escuela de Oberá, Misiones, se dirigió a través de las redes sociales hacia la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe Pastor de Bonafini, señalándole que, con sus dichos durante el acto realizado el 24 de abril, había frustrado una clase que había dado sobre los derechos humanos. "¿Cómo explico a mis niños que lo que les dije unos días antes no era verdad?", se preguntó la docente para agregar que "(les dije) que las Madres/abuelas de Plaza de Mayo defienden y luchan por los derechos humanos, sin saber que dos horas después usted diría que 'las madres no somos más un organismo de derechos humanos'. Usted arruinó mi clase", concluyó.
No es la primera vez que la titular de las Madres es noticia por sus declaraciones altisonantes. En forma reiterativa se ha manifestado con expresiones fuera de lugar, inapropiadas y hasta con falta de respeto hacia las autoridades libremente elegidas por el pueblo y hasta se da el caso de enfrentar a la Justicia, al indicar que, por más que sea convocada a declarar, no va a concurrir, como sucediera tiempo atrás, aun a pesar de que esa convocatoria respondiera a un proceso que nada tiene que ver con declaraciones públicas sino con manejos financieros.
Resulta muy difícil poner en dudas la primera etapa de la gestión de Hebe de Bonafini al frente de las Madres de Plaza de Mayo porque, en plena dictadura militar, con los controles e imposiciones que establecía el gobierno de turno, Bonafini, junto a un grupo de madres de desaparecidos, comenzó a reunirse todos los jueves en la plaza para conocer la situación en que se encontraban sus hijos y luego para reclamar por la aparición con vida.
Sin embargo, con el advenimiento de la democracia la posición de Bonafini comenzó a mutar, a confundir los justos reclamos con la actividad política, lo que motivó que el grupo primario se dividiera. Ese planteo político de Hebe de Bonafini se profundizó sustancialmente durante la gestión del kirchnerismo. Las expresiones, muchas veces fuera de lugar, le permitieron ganar espacios en los medios de comunicación, como cuando festejó el ataque terrorista a las Torres Gemelas porque "por primera vez le pasaron la boleta a Estados Unidos. Estaba con mi hija en Cuba y me puse contenta", dijo sobre el ataque que sesgó la vida de 3 mil personas. Incursionó en política internacional atacando verbalmente e insultando al presidente de Colombia, Álvaro Uribe. Calificó de "una movilización de las clases altas y medias" y repudió a "los hipócritas que fueron a aplaudir" ante un acto por la muerte de Raúl Alfonsín y planteó que un grupo de residentes bolivianos dejaran Plaza de Mayo, diciéndoles "váyanse, bolivianos de m…".
Durante la gestión de Cristina Fernández, Bonafini incursionó en algunos escándalos como el de la construcción de viviendas por la misión Sueños Compartidos, causa judicial en la que se negó a declarar, mientras paralelamente contaba con una radio, una universidad y espacios importantes en la televisión pública.
Actualmente demestra que no acepta la derrota electoral. En el acto por el 24 de abril insultó a Macri, criticó a Estela de Carlotto, otra luchadora por los derechos humanos y planteó que había llegado la hora de "dejar de ser democráticos", calificándose de "fanática de Néstor y Cristina".
Fueron esas expresiones las que motivaron la sentida carta de la docente misionera, quien se había quedado sin argumentos luego de haber explicado a sus alumnos sobre las "virtudes" de las Madres de Plaza de Mayo. La mejor lección sobre democracia que los chicos pudieron recibir.
