La decisión del kirchnerismo de modificar las leyes electorales para seleccionar, a través del voto popular en las primarias y en las generales de 2015, los representantes de la Argentina en el Parlamento del Mercosur, tiene como objetivo primordial dar a la presidenta Cristina Fernández mayor protagonismo político el año entrante, de modo que no se le escurra su poder en el último tramo de su gobierno y justo cuando su entorno más íntimo empieza a ser asediado por la Justicia en diferentes causas judiciales relacionadas con hechos de corrupción.
El proyecto de ley presentado en abril por el apoderado del PJ nacional, el diputado Jorge Landau, fue modificado la semana pasada para acomodarlo a estas urgencias del poder y obtuvo dictamen en la Cámara baja. La semana que viene, la iniciativa será aprobada por Diputados y la Presidenta llevará la media sanción a la cumbre del Mercosur, que se desarrollará en Paraná el 16 y 17 y al que asistirán los presidentes de Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela.
Allí, Cristina pedirá a sus pares que también apuren la selección por voto popular de sus parlamentarios regionales, de modo de pasar a la integración total del órgano legislativo que hoy funciona con menos miembros de los que corresponden a cada país. La jefa de Estado exhibirá, así, un cambio de posición repentino motivado por las urgencias de la política doméstica, ya que sus propios legisladores en el Parlasur votaron este mismo año una prórroga hasta 2020 para que los países puedan disponer la elección por voto directo conjuntamente un mismo día.
La Argentina pasará de tener 26 representantes en el Parlasur a tener 43 miembros, de los cuales 24 serán escogidos a razón de uno por cada provincia y la Ciudad de Buenos Aires (el partido que gane coloca su parlamentario) y 19 por distrito único (que se distribuirán según el sistema D’Hont).
Entre estos candidatos de distrito único, estará Cristina Fernández. Los ingenieros electorales K especulan con que la jefa de Estado encabece la lista del Frente para la Victoria (FpV) y que la misma vaya pegada a la boleta que lleve el binomio de presidente y vicepresidente, de modo de hacer valer el 40% de imagen positiva que conserva la mandataria, según las encuestas elaboradas por distintos consultores para la Casa Rosada.
El proyecto de ley en cuestión es fundamentalmente un mensaje al interior del Frente para la Victoria (FpV), donde hay siete precandidatos a presidente. Cristina podrá ser postulante al Parlasur de todos los sectores internos en las PASO de agosto o, por el contrario, de sólo una línea, explican en las Casa Rosada. “Siempre hay una lista oficialista y otras challengers”, dicen en el entorno de Landau.
Así, la Presidenta podrá coquetear hasta fines de junio, que es cuando se presentan las listas que competirán en las primarias, con inclinar la balanza para un lado u otro. Hasta entonces, Daniel Scioli, el principal precandidato oficialista, deberá cortar clavos para saber si Cristina lo apoyará adhiriendo su propio nombre a la boleta que él mismo encabezará.
Scioli es un hombre acostumbrado a lidiar con las presiones de Olivos, pero por las dudas viene haciendo todos los esfuerzos por mantener en buen estado de salud su vínculo con la Presidenta, a quien en sus consideraciones públicas le otorga un poder de influencia enorme sobre el próximo gobierno, más aún si él resulta electo presidente. El gobernador de Buenos Aires maneja encuestas en las que se puede leer con claridad que buena parte de la intención de votos que él tiene hoy se debe a que sus posibles votantes lo perciben como la continuidad de las políticas oficialistas.
Romper con la Casa Rosada ahora, luego de tantos sacrificios realizados, sería una locura, dicen en el sciolismo. Sin embargo, en los sectores más ultras, en el cristinismo más duro ven esta posibilidad de veto que tendrá la Presidenta a la hora de inscribir su candidatura como Parlamentaria del Mercosur, como una fuerte carta para negociar con Scioli, de quien siempre ha desconfiado.
La intención de fondo es que desde Olivos se armen todas las listas del Frente para la Victoria que compitan en las PASO y en las generales, como sucedió en 2011 cuando la Presidenta fue por la reelección.
Esto afectará también la confección de las listas de cargos provinciales en los distritos en los que las elecciones locales se realicen el mismo día que las presidenciales. Éste sería el caso de Mendoza, ya que el gobernador Francisco “Paco” Pérez está convencido de que la unificación es la mejor estrategia.
Si hasta ahora Pérez, el vicegobernador Carlos Ciurca y otros referentes de los distintos sectores del peronismo mendocino confiaban en una negociación razonable con Scioli para el armado de listas de legisladores nacionales, ahora saben que la mesa de discusión se volvió a trasladar a Olivos.
Dirigentes más cercanos a la Presidenta, como los diputados Guillermo Carmona y Anabel Fernández Sagasti, tienen más chances de ser reelectos si el nombre de Cristina figura en las boletas. Pérez, que aspira a ser senador nacional -aunque la Constitución provincial no lo permite- o a encabezar la lista de diputados nacionales, quedará expuesto al visto bueno presidencial y corre el mismo riesgo que su antecesor, Celso Jaque, que fue vetado por Cristina y debió conformarse con ser embajador en Colombia.
Sin embargo, en el peronismo mendocino hay más voces de satisfacción que de descontento. Creen que Cristina puede aportar votos a Scioli y éste a un peronismo local que aún no tiene candidato ni estrategia definida para enfrentar a la oposición en 2015.
El proyecto de elección por voto directo, de los parlamentarios del Mercosur, fue rechazado por una parte de la oposición, como el radicalismo, porque plantea fueros para quienes resulten electos, como los que tienen los diputados nacionales. Desde el kirchnerismo se le avisó al arco no K que si la Presidenta pretendiera solamente fueros buscaría ser candidata a diputada por Buenos Aires o por Santa Cruz. Pero la ambición es mayor y pretende erigirse en la gran electora de los próximos comicios.
A algunos dirigentes opositores los seduce la idea de que la Presidenta sea candidata a nivel nacional. Creen que podrán armar una fuerte campaña invitando a la población a votar en contra de la chance de que la jefa de Estado tenga inmunidad de arresto. Están convencidos de que la corrupción será uno de los grandes ejes de la campaña electoral.
Es el caso de Elisa Carrió, quien ya se anotó como posible candidata al Parlasur para confrontar directamente contra Cristina Fernández. En el entorno de Mauricio Macri y de Sergio Massa también ven esto como una posibilidad y ya empezaron a buscar grandes nombres relacionados con la lucha anticorrupción para enfrentar a la Presidenta.
El otro factor que determinará el largo año electoral que se aproxima es la economía. La decisión de la Casa Rosada de eximir al medio aguinaldo del pago de Ganancias es un reconocimiento de que la inflación viene ganando la pelea a los salarios, incluso a los de los trabajadores mejor remunerados.
En el peronismo mendocino, donde los dirigentes cifran gran parte de sus expectativas de conservar el poder en las decisiones que se toman en Buenos Aires, creen que será fundamental un acuerdo del Gobierno con los fondos buitre que permita destrabar la llegada de capitales a la Argentina para sacar la economía de la era Kicillof del estancamiento.
En cualquier caso, el PJ local volverá a atar su suerte a lo que defina la Presidenta y su reducido círculo áurico, y Cristina tendrá, aún despidiéndose del poder luego de doce años, un protagonismo ineludible.
Por Mario Fiore - mfiore@cimeco.com - Corresponsalía Buenos Aires