Adrián Yacopini está corriendo un nuevo Rally Dakar en la categoría para autos. A bordo de una Volkswagen Amarok y junto a Ricardo Torlaschi como navegante, el Chino busca completar una nueva aventura con el equipo South Racing.
La noche ya había caído en Antofagasta (Chile) y la charla entre Ronnie Graue (navegante de Orly Terranova en Mini) y Adrián prácticamente estaba llegando a su fin en el motorhome.
Las anécdotas del día iban y venían hasta que alguien golpeó la puerta. Se trataba del piloto francés Jerome Pelichet, quien buscaba a Yacopini.
“¿Está Yacopini?”, se escuchó preguntar en un español casi inentendible al francés, que venía con un cognac de colección en la mano para agradecerle al Chino el gesto que había tenido.
Pero Pelichet no se fue con las manos vacías, sino que lo hizo con un vino mendocino.
Al consultarle a Adrián que había hecho en la etapa para recibir el presente, contestó: “Le presté dos ruedas, estaba como loco saltando en la arena”.
Pero la etapa siguió y el Chino pinchó. Solo le quedaba un auxilio en su camioneta. “Ni sabía cuántos me quedaban, qué se yo... Solo que iba a terminar”, contestó el representante mendocino que marcha en el 39º lugar de la clasificación general.
Graue se sumó y aportó lo suyo. “¿Lo conocías?, mirá que a ese francés no lo quiere nadie”. “No, ni se quien era. Ya está...”, contestó el Chino, sonriendo.
Después, Graue se retiró de la casilla rodante para descansar y Yacopini hizo lo propio, no sin antes hablar con Torlaschi sobre algunos temas de la etapa. Así, las anécdotas van y vienen. Solidaridad y buena onda, sobran en la carrera más difícil del planeta.