Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes
El gobernador Alfredo Cornejo había anunciado su decisión de que Mendoza vuelva a tener su propio índice de Precios al Consumidor, que había sido discontinuado en la gestión de Paco Pérez, después de un trabajo serio que había encabezado el ex ministro de Economía, Raúl Mercau, en la gestión de Celso Jaque.
El índice no va a cambiar la vida a los mendocinos, sólo que sus variaciones, en la medida que se construya en consonancia con el Indec, van a permitir analizar las peculiaridades de nuestra economía y la forma en que se construyen los costos. Tampoco se puede esperar diferencias significativas con las que aporte la Nación, pero sí servirá para conocer nuestras propias variaciones para saber sus causas y trabajar sobre ellas.
La decisión del gobernador tiende a recuperar una herramienta estratégica, que debería servir para que los equipos técnicos del gobierno, de las universidades o de los centros de investigación públicos o privados, puedan analizar con mucha más precisión el comportamiento de las variables de nuestra estructura productiva y nuestras estructuras de comercialización.
Todo va en potencial porque muchas veces existió esta información y no fue tenida en cuenta por los decisores o no había técnicos disponibles para su análisis. La información sola no produce cambios. Son sólo datos que necesitan que se les agregue valor para que tengan sentido.
De todos modos, la decisión de Cornejo tiene un efecto simbólico muy importante, y es recuperar la autonomía provincial para producir información estratégica para el funcionamiento del Estado y de las empresas, algo que, lamentablemente, se había resignado por la sumisión política al gobierno nacional.
Esperamos que ésta sea la última vez y no tengamos que volver a navegar en la niebla que significa la ausencia de información.
