Un día estuvo poblada por gallinas, vacas y otros animales. No dudamos que este edificio tuviera antes todas las comodidades necesarias para una vaca, pero lo que podemos asegurar es que antes de esta reforma no tenía ninguna para una persona. Ahora, sin embargo, la historia ha cambiado y este viejo edificio de la campiña inglesa se ha convertido en una vivienda de diseño; gracias a una espectacular reforma llevada a cabo por el estudio de arquitectura Alrewas Architecture Ltd.
La reforma consistió en unir dos viejos edificios de animales para crear un auténtico hogar, moderno, sí, pero al mismo tiempo, rústico y respetuoso con la arquitectura de la zona. Veamos paso a paso en qué se ha convertido esta vieja granja de Gran Bretaña.
Antes de descubrir la sorprendente transformación de esta casa, el estado del edificio en el momento en que se comenzó la reforma, era de abandono total. Dos edificios prácticamente en ruinas, colocados de manera perpendicular, que a muy pocos nos llamarían la atención. Sin embargo, el estudio de arquitectos encargado de la reforma supo captar y explotar el potencial de este edificio… a espectacular casa de campo.
Estaba en ruinas, sí, pero ahora luce así. Sin perder la referencia a la construcción anterior, las fachadas se han renovado totalmente, manteniendo la línea arquitectónica de la zona y el uso de ladrillo en sus caras más visibles. Lo más llamativo es la extensión que se ha creado entre una y otra vivienda. Un pasillo repleto de luz que se abre al paisaje a través de sus cerramientos de vidrio y que ha convertido, lo que antes eran dos edificios independientes, en una misma casa.
Seguimos descubriendo algunos detalles de esta interesante transformación. Si en la foto anterior veíamos una fachada compacta, donde el ladrillo era el principal protagonista, desde aquí observamos una de las fachadas frontales de la casa, donde el vidrio consigue crear un diálogo entre interior y exterior. Las puertas plegables abren el espacio de esta sala de estar al jardín, que se convierte en un habitante más de la casa.
No nos quedamos con las ganas de entrar en esta vieja granja, que ha mantenido algunos elementos de la construcción original, como las vigas de madera que, junto al tejado a dos aguas, consiguen darle un aire acogedor y rural a una cocina que, por lo demás, es totalmente actual. Su isla, que sirve a la vez de office, distribuye el espacio, repleto de muebles minimalistas. El ladrillo se ha dejado visto en una de las paredes, consiguiendo de esta forma conectar el aspecto interior con la fachada.
Para aprovechar más la luz natural se han abierto ventanas en uno de los tejados, consiguiendo de esta forma una luz cenital que ilumina las superficies de trabajo de la cocina. Además, en toda la casa se ha instalado calefacción de suelo radiante, así como un sistema de aislamiento que asegura un importante ahorro energético.
Terminamos la reforma mostrando una imagen de la escalera que comunica la planta baja con la superior. Su baranda de vidrio proporciona una barrera física, pero no rompe la sensación de espacio ni la luminosidad del espacio. La madera de los peldaños se conecta con las vigas, que a su vez nos llevan de vuelta a la construcción original. Un buen resumen de lo que ha conseguido esta reforma: unir lo moderno con lo rústico y lo antiguo con lo nuevo.
Fuente: homify.es