Sandra Abraham Fábrega recuerda, como si fuera hoy, el día que la llamaron desde el Juzgado y le dijeron que podían atender a su pedido de adopción pero no con un bebé, sino con tres hermanitos. "Le pregunté a mi mamá y ella hizo un gesto con los hombros. Entonces dije enseguida que sí, fue como un impulso, y ha sido la mejor decisión de toda mi vida", cuenta la mujer y cierra la anécdota recordando la frase que pronunció su mamá Gloria: "Si vos los querés, yo me sumo a tu proyecto".
Ese instante le cambió la vida a los cinco. A lo largo de los 13 años que siguieron a la llegada de Enrique (18), Jésica (17) y Jesús (15); la familia vivió etapas de vorágine, de dificultades, de mudanzas, de felicidad absoluta... "Todo forma parte de esta construcción diaria de nuestro proyecto de vida en común. A eso apostamos. Y no sabemos de dónde ni cómo, pero siempre salen las fuerzas para seguir adelante", explica la orgullosa mamá.
El vínculo que nació una soleada tarde de 2001 es positivo por donde se lo mire. Sandra construyó la familia que siempre soñó y los chicos, no sólo se ganaron una madre y abuela "perfectas" -como ellos califican-, sino también la posibilidad de superar a fuerza de cariño las secuelas de los primeros años de abandono y desnutrición.
Ahora, que en Mendoza se empieza a instalar el debate sobre la adopción múltiple, Enrique -el hermano mayor- propone, quizá, el mejor argumento. Este año comenzó a cursar la carrera de Abogacía en la UNCuyo y quiere dedicarse a derecho de Familia. "Me siento identificado con esta rama de la jurisprudencia por mi experiencia personal. Quiero que otros niños tengan la posibilidad, que yo tuve, de crecer en una familia", confesó.
"Él es muy resiliente y fuerte. Protegió a sus hermanos, cuando eran bebés", acota Sandra. Entonces, se emociona al recordar la escena que vivió cuando los fue a buscar al hogar de San Carlos. "Los otros niños le gritaban: 'Enrique qué suerte que te llevan. A nosotros no nos van a querer porque somos grandes. Ojalá no te devuelvan’", relata la profesora de Matemáticas.
Paso a paso
La rutina está perfectamente cronometrada en la casa del barrio Agua y Energía de Godoy Cruz. Cada cual tiene sus horarios de escuela, pero después de la mediatarde todos se reúnen a compartir sus vivencias. La abuela Gloria "es el pilar que nos espera en casa con la comida preparada y los cuidados", describe Enrique.
La señora confía con alegría que su nieto ha decidido realizarse un tatuaje con su nombre y el de su hija. "Se los va a escribir en árabe, porque de allí es originario su abuelo. No lo llegaron a conocer", indica. Hace unos cinco años, la familia Abraham Fábrega debió tomar la difícil decisión de dejar el pueblo de Tupungato para radicarse en el Gran Mendoza.
Lo hicieron para que Jésica y Jesús recibieran una educación más personalizada. "Han avanzado mucho. Tienen sus proyectos personales. Jesús ahora quiere seguir estudios superiores, como su hermano. Es su héroe", se ríe Sandra, quien reconoce que siempre contó con el acompañamiento de profesionales comprometidos con el caso.
Tiene el apoyo de su familia. Sandra es una querida profesora de Matemáticas en Tupungato. A los 26 años comenzó a plantearse la posibilidad de ser mamá y no esperó a tener pareja para lanzarse a esta aventura. Se inscribió en el registro de adopción y, a los 39, recibió la noticia de que había tres hermanitos esperándola. Nunca olvidará la primera vez que los vio.
Enrique miraba con desconfianza, Jésica se abrazó enseguida a quien sería su tío Lucas y Jesús "paseaba como abstraído del mundo". Ese mismo día se los llevó a su casa y del frenesí se olvidó en el hogar las golosinas que les llevaba de regalo.
"No te voy a decir que es sencillo, pero se puede. Es muy gratificante el día a día. Estamos construyendo sobre el afecto, son bases sólidas. Mi sueño es que ahora ellos armen su propio proyecto de familia", confía la mujer. Los tres hermanos Abraham Fábrega tienen peleas como todos, pero valoran la convivencia fraternal. "Yo también estoy inmensamente agradecida. Ellos me regalaron una familia", sostiene Sandra.
Pueden ser adoptados, pero juntos
La Justicia correntina decidió que dos hermanos víctimas de un caso de desamparo sólo pueden ser adoptados sin ser separados, priorizando así el concepto de familia, a la vez que sienta el precedente de la intervención del Estado para aplicar los derechos del niño. Se trata del caso de un niño que a pocos días de nacer fue dejado al cuidado de un conocido por el padre.
Luego la madre le entregó a esa familia la documentación del menor. Así quedó a resguardo de modo informal. Tras la intervención de la Justicia por la denuncia del caso de desamparo, las asistentes sociales detectaron que otra hija de la pareja estaba en la misma situación y que otros seis hermanos ya habían sido entregados en adopción a distintas familias. "Del contexto de la causa, surge claramente la incapacidad de la madre de establecer un vínculo con los hijos que procrea". Y el padre se encuentra en “estado de marginalidad compleja”.
La decisión se basó el "interés de los menores, quienes se encuentran desprotegidos frente a sus progenitores, que han demostrado no estar en condiciones de hacerse cargo de ellos". Pese a que el varón "se encuentra bien cuidado y contenido" con un matrimonio que se ofreció a adoptarlo, la Justicia priorizó la "importancia de no separar a los hermanos, de que se cree y fortalezca el vínculo fraternal" y destacó: "La responsabilidad parental ya no es un derecho de propiedad sobre los hijos, sino que es una función que se cumple ayudándolos a crecer, a desarrollar al máximo sus posibilidades". CC
Muchos interesados en cinco hermanitos
La convocatoria pública para la adopción de cinco hermanos de entre 6 y 14 años fue "muy esperanzadora", por lo que "sería grandioso que las personas no seleccionadas pudieran repostularse en sus provincias para que más chicos tengan una familia", afirmaron desde el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad.
"Tuvimos 361 interesados de todo el país en la adopción de estos hermanos que pidieron a la Justicia no ser separados", dijo a Guadalupe Tagliaferri, presidenta de ese Consejo porteño. Tagliaferri calificó a la convocatoria,que finalizó ayer, como "muy esperanzadora", ya que "demostró que hay mucho interés en que más chicos tengan una familia". La funcionaria señaló: "en el país hay muchos grupos de hermanos que buscan un hogar", por lo que "sería grandioso que se acercaran a los registros para poder adoptar". Télam