La vida de Aaron Hernández cambió en pocos años. Asomaba como una estrella de la NFL, cuando fue declarado culpable del asesinato de Odin Lloyd, un jugador semiprofesional de fútbol que salía con la hermana de su novia, y condenado a cadena perpetua. Esta madrugada, cuatro años después de haber sido encarcelado, fue encontrado muerto, colgado dentro de su celda.
Hernández se encontraba detenido en el Centro Correccional Souza Baranowski, en Shirley, Massachusetts. Y a las 3.05 de hoy, los guardias lo encontraron muerto en su celda colgado de una sabana que ató a la reja de la ventana, según afirmó The Boston Globe. Antes de eso, el hombre de 27 años había bloqueado la puerta para que nadie entrara al rescate. Este trágico final llegó cinco días después de que Hernández fuera absuelto de otros dos cargos por homicidio denunciados en 2012.
El ex jugador, que a los 23 años llegó a ser uno de los mejores jugadores de los New England Patriots, actuales campeones de la NFL, había firmado un contrato millonario por cinco años en 2012, que incluía un por 12,5 millones de dólares, algo que nunca se le había ofrecido a un jugador en esa posición. En junio del 2013, tras el arresto, los Patriots decidieron rescindir su contrato.
Hernández fue condenado a cadena perpetua al ser encontrado culpable por el homicidio de Lloyd, luego de que se encontraran en su casa pruebas determinantes para la sentencia.
En su etapa como profesional, el ala cerrada, o Tight End, jugó un total de 38 partidos en tres años, anotando un total de 18 touchdowns. Tuvo la posibilidad de ganar el anillo en el Super Bowl XLVI en febrero de 2012, pero los Patriots cayeron ante los New York Giants por 21-17. Su corta carrera terminó a los 23 años tras ser arrestado en Boston.