Fue de esas personas que vinieron a este mundo para dejar un legado.
Y vaya si lo hizo. No solamente formó a varios colegas en el ambiente, sino también que colaboró siempre por la disciplina que ya comenzó a extrañarlo.
Hablamos de Daniel Egarrat, un maestro, una estrella que ahora brilla con luz propia junto a grandes periodistas y personalidades vinculadas al deporte argentino y quien ayer se fue de este mundo producto de una descompensación.
Un abrazo enorme a su gente y a toda la familia del básquetbol.