Especulaciones varias se escuchan en los mentideros de la política sobre las fechas electorales. Sin embargo hay una que suena con cierta insistencia en el PJ, aunque oficialmente nadie la admite: separarse del destino de los cargos provinciales y votar intendentes y concejales junto con presidente y diputados nacionales, el 11 de agosto y el 27 de octubre.
Los defensores de esta idea sin querer miran el espejo de 2015, cuando el PJ mendocino decidió separarse del destino nacional y terminó perdiendo con Alfredo Cornejo. Sin decirlo, buscan el cobijo de un candidato presidencial que traccione a los candidatos municipales y que el debate de la crisis económica nacional domine la escena electoral.
“Mejor que Cornejo salga a cazarnos a todos juntos y no por separado”, dice la lógica de la manada peronista.
La versión tiene un problema: la ley 8.967 dice que los departamentos que hagan sus comicios separados de la provincia deben votar el 28 de abril (PASO) y el 1 de setiembre (generales).
Los defensores de la idea dicen que podrían convocar por decreto municipal en esas fechas argumentando con la autonomía municipal y que sea Cornejo el que reclame en la Suprema Corte.
Hay otra cuestión que quizá no está prevista: si los cargos provinciales se eligieran el 9 de junio (PASO) y 29 de setiembre (generales), todas las elecciones quedarían intercaladas. Serían cinco meses de campaña permanente, mezclado lo local, provincial y nacional.