Todos quisiéramos tener un cuarto de baño hipermoderno y elegante, si no fuera por los costos y el gran lío de las refacciones. Pero lo que sí se puede cambiar más a menudo son las partes de la ducha, sobre todo cuando, al pasar los años, van quedando con restos de sarro.
En los últimos tiempos los cabezales han cambiado mucho, y lo cierto es que reemplazando esa única parte de la ducha, la sensación al bañarse puede ser totalmente distinta.
La función más clásica que ofrece una ducha es la de regular las intensidades del chorro de agua. Si sus cañerías tienen suficiente potencia, uno puede decidir si quiere un chorro fuerte, que le masajee la espalda, o uno suave. Pero a esos efectos se suman otros más modernos, en los que uno puede elegir que el agua salga con un efecto de lluvia.
No es algo para todos los gustos. Muchas personas no le dan importancia a la ducha y la toman como un trámite cotidiano. Cuanto más breve, mejor. Pero otras la disfrutan como si estuviesen en una piscina y gozan de ese momento, ya sea que prefieran ducharse por la mañana o por la noche al llegar a casa.
Para esas personas vale la pena investigar lo que ofrece el mercado, porque si bien los cabezales con efecto masaje ya existen desde la década del 80, antes no estaban tan extendidos. Por un lado, por un tema de costos, pero por el otro, porque son cada vez más las personas que se toman vacaciones en un spa y al regresar a casa piensan: ¿Qué fue lo que me gustó tanto en el hotel? ¿No podría tener algo parecido en casa?
Existen cabezales fijos y móviles. También hay otros que se instalan a la altura de los hombros e incluso viene un modelo especial para los costados de la ducha, a la altura del torso, si bien no son tan comunes en las viviendas. Esos modelos fueron un superhit hace 20 años, pero han pasado de moda, sobre todo porque su instalación depende mucho de la altura de los usuarios y luego no se puede regular.
Además, si uno quiere masajearse una zona puntual del cuerpo, los cabezales flexibles ofrecen muchas más posibilidades que las canillas laterales.
Lo que se está viendo mucho son las instalaciones lumínicas en las duchas. Y si está pensando en hacer un cambio muy especial, debe saber que existen cuartos de baño con duchas horizontales y opciones de vapor, aroma y música, porque incorporan pequeños altoparlantes. Pero ahí si que hay que estar dispuesto a gastar un poco más. En Europa, este tipo de instalaciones cuestan entre 40.000 y 50.000 euros.
Cada país tiene sus costumbres. En Alemania, por ejemplo, el tipo más común de ducha es con cabezal móvil. Muchas incluso no tienen un sitio fijo sobre la cabeza, sino que son manuales y el usuario las debe sostener mientras se ducha.
Según el experto Martin Henrich, de Aqua Cultura, las mujeres tienden a elegir ese modelo porque les resulta más cómodo si no quieren lavarse el cabello cada vez que se duchan.
Muchos suelen elegir sus nuevos cabezales más por el diseño que por las funciones que ofrecen. Sin embargo, y aunque en muchas construcciones modernas se vean los cabezales cuadrados, el más elegido sigue teniendo el clásico de forma circular.