No cabe ninguna duda de que Cornejo querrá mantener firme su iniciativa política en esta segunda etapa de gestión que comienza. Pero ese ímpetu, casi innato, típico de un indudable profesional de la política como el gobernador mendocino, tendrá que ser adaptado a otros requerimientos; llega el tiempo de mostrar logros en economía, en obras, en aspectos de una gestión que fue marcada hasta ahora por la necesidad de poner orden en las desastrosas cuentas heredadas.
Los números de la Provincia ya le aseguran a Cornejo, salvo imponderables, no sufrir sobresaltos en los dos años finales de su mandato. Pero seguramente pretenderá que los mendocinos lo recuerden como algo más que un ordenado administrador.
El disgusto que le generó la negativa demócrata a elevar el número de miembros de la Corte de 7 a 9 seguramente no llegará a alterar su derrotero, pero sí lo obligará a mirar de otra forma las estrategias que elija en ámbitos, como la Legislatura, donde el protagonismo radical no alcanza y requiere del respaldo de los aliados. Sí hubiese anhelado soplar las dos velitas en una fiesta sin ánimos alterados, como los que hubo en los últimos días.
Hay quienes sostienen que lo ocurrido con el demócrata Marcos Niven es un síntoma de desgaste en la coalición oficialista provincial. También están los que consideran que se trata de fisuras que tarde o temprano se producen como producto de acuerdos electorales forzados. Lo más probable es que no se trate de ninguna de las dos interpretaciones, pero sí de la consecuencia de ser el voto demócrata el encargado de definir una situación controvertida en la que, es cierto, los demócratas tienen una posición tomada desde hace muchos años.
¿Qué hubiese ocurrido si el voto de Niven no resultaba determinante para avanzar con la ampliación de la Corte? Ganaba la iniciativa oficialista más allá de que el demócrata mantuviera su postura. Todo se habría limitado a una explícita disidencia sin influencia en la votación de la Cámara de Diputados.
En los hechos, la rápida reacción de Guillermo Pereyra, del Frente Renovador, que no tardó en plantear su negativa a la propuesta sobre el número de integrantes de la Corte, llevó todas las miradas hacia Niven, que terminó siendo el árbitro de la polémica iniciativa oficialista.
El enojo con el que se expresó Cornejo el jueves hacia la conducción del PD no sólo muestra su tremendo descontento por haber tenido que retirar hasta un mejor momento el proyecto sobre la Corte para no arriesgarse a una derrota legislativa (ver página 2A); también estaría anticipando cómo puede llegar a considerar a la dirigencia demócrata de ahora en más, en especial cuando llegue en momento de pensar en candidaturas para 2019 y se mantenga la posibilidad de que Cambia Mendoza sea otra vez la carta de presentación electoral.
El Gobierno ya tiene varios demócratas en puestos importantes de la actual gestión (Battagión, Canale, Sagás), pero los hechos recientes demostraron que esos dirigentes están en minoría con respecto a la línea de conducción del PD que con un voto impuso el rechazo al aumento de miembros de la Suprema Corte.
Si los demócratas deciden en algún momento no seguir participando de la coalición oficialista o si, como represalia, Cornejo fuese el encargado de fomentar la idea de prescindir de dichos aliados, el radicalismo se sometería a la posibilidad de que la falta de votos demócratas, aunque de mínimo porcentaje, termine beneficiando en una elección a la oposición justicialista. Es una especulación aún medianamente lejana en el tiempo, pero a la que ningún estratega partidario puede dejar de tener en cuenta.
Los demócratas, por su parte, acusaron el golpe lanzado por Cornejo con todo su enojo, pero no se arrinconan y sostienen sus argumentos.
Carlos Balter, el titular de ese partido, alcanzado por la embestida dialéctica del titular del Ejecutivo, niega que el PD desprecie el frente oficialista, como dijo Cornejo.
“En este tema de la Corte quisimos que se actuara como lo hizo Macri en la Nación, oponiéndose a su ampliación y despolitizándola”. Son conceptos de Carlos Balter, quien también se muestra sorprendido con la reacción del Gobernador “porque el diálogo, la aceptación de la pluralidad de opiniones y la defensa de los principios republicanos fueron las razones por las que se creó el frente Cambia Mendoza”, acotó el dirigente demócrata.
Por lo tanto, la conducción del PD no se arrepiente de la actitud de Niven, en el convencimiento de “haber actuado en defensa de la institucionalidad y la división de poderes en la provincia, siguiendo la tradición demócrata”.
Mientras tanto, entre los demás aliados al radicalismo en Cambia Mendoza hubo posturas más o menos explícitas sobre el diferendo generado por la postura demócrata. Así como desde Libres del Sur salieron a apoyar al Gobierno con la ampliación de la Corte y también a cuestionar la actitud de Niven, desde el Pro prefirieron pasar de la sorpresa inicial a la aceptación de las reglas de juego que pretende imponer el Gobernador en el funcionamiento de la Suprema Corte.
Omar De Marchi, que preside el partido macrista local, había expresado públicamente su descontento por no haber sido consultados, luego terminó poniendo a disposición del proyecto al sector identificado con el diputado Priore, el ex demócrata que ahora es único miembro del Pro en la Cámara baja local.
Como el temblor por el número de miembros de la Corte provincial tuvo repercusión en Buenos Aires, desde la Casa Rosada le habrían recomendado al intendente de Luján que no era para nada recomendable confrontar con Cornejo en estos momentos, más allá de que tiene asegurado el apoyo de la Nación “oportunamente” a su carrera para intentar llegar a la Gobernación.
Sabido es que De Marchi es uno de los que se postuló para la sucesión de Cornejo como candidato. Es otro de los asuntos que seguramente generarán algún desvelo al Gobernador, aunque no caben dudas de que el titular del Ejecutivo no dejará como está el debate por el número de miembros de la Corte, con más razón luego de que se conociera en la semana una nueva lista de ascensos de privilegio en la Justicia al amparo, entre otros, de quien ahora es presidente del máximo tribunal.
Hasta trascendió que la situación generó tanto malestar, que terminó encolumnando en contra de los acomodos a jueces supremos hasta ahora antagónicos en lo político y conceptual. Más argumentos para la prédica cornejista de renovar la Justicia.
