Una década del CCT-Conicet Mendoza

La estructura que conocemos como Centro Científico Tecnológico Conicet Mendoza ha cumplido una decada de actividades.

Una década del CCT-Conicet Mendoza
Una década del CCT-Conicet Mendoza

Sin pompas ni grandes actos, y sí tal vez concentrados en sus estudios y experiencias, los integrantes del Centro Científico Tecnológico Conicet Mendoza han cumplido una década en la provincia, en las tradicionales instalaciones de la avenida Ruiz Leal del Parque General San Martín.

Esta moderna designación de CCT Conicet Mendoza proviene de la antigua estructura que se conoció por décadas como Cricyt, y que arrancó allá por 1971 cuando el ingeniero agrónomo y científico Virgilio Germán Roig, hoy de 87 años, presentó en Buenos Aires y ante las autoridades del Conicet central, las posibilidades de crear en Mendoza un centro regional.

El propósito era constituir en la provincia un ámbito apropiado para las investigaciones científicas, aprovechando la presencia en el medio de la Universidad Nacional de Cuyo y de algunos institutos del Conicet, que ya funcionaban localmente. Hacia la mitad de la década del setenta, ya funcionaba la organización que conocimos como Cricyt.

Desde hace una década se dispuso la creación del Centro Científico Tecnológico-Conicet Mendoza.

Muchas son las acciones valiosas que ha cumplido este enclave científico local con destino a la comunidad, imposible de resumir en este espacio editorial.

A lo sumo podemos dar algunos ejemplos prácticos de indudable impacto en la gente, como el inventario de glaciares, la ley de prevención de cáncer hereditario de mama y los aportes al establecimiento y planificación de áreas protegidas.

En este último caso, un tema estratégico para Mendoza, teniendo en cuenta que la actual Reserva de Biósfera de Ñacuñán fue la primer área protegida que se creó en la provincia.

También podemos mencionar, aunque con el reconocimiento de que omitimos un sinnúmero de valiosas acciones, los aportes para el estudio de la degradación del suelo al Plan Nacional de Lucha contra la Desertificación y a la Convención de Naciones Unidas sobre Desertificación.

Debe destacarse que en el actual complejo científico trabajan alrededor de 1.200 personas, entre investigadores, becarios, personal de apoyo a la investigación y administrativos. Este personal se distribuye en siete institutos y áreas de influencia (investigadores que trabajan en facultades y otras instituciones, pero que pertenecen al Conicet Mendoza).

De los siete institutos que posee, cinco (Imbecu, Medicina y Biología Experimental; Ianigla, Nivología y Glaciares; Iadiza, Zonas Áridas; Incihusa, Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales; Inahe, Ambiente, Hábitat y Energía), están en el predio donde funcionaba el Cricyt. Uno, el Ihem (Ciencias Biomédicas) se ubica en el campus de la Universidad Nacional de Cuyo y otro, Ibam (Biología Agrícola) en la Facultad de Ciencias Agrarias, en Chacras de Coria. Cada uno de ellos desarrolla su actividad en distintas ramas de la ciencia.

Obviamente, todos son muy importantes pero, en atención a la antigüedad, podemos recordar que el Instituto de Histología e Embriología "Dr. Mario H. Burgos" tiene la edad del Conicet, seis décadas, y un poco menos el Iadiza, creado por Virgilio Roig, y aplicado a sacar un mejor resultado de las tierras secas y la desertificación que caracteriza a nuestro territorio. Esta área es precursora en Argentina y en América Latina.

Todos estos enclaves de investigación trabajan con una relación permanente y sostenida con la UNCuyo y otras universidades, y también con el Gobierno de Mendoza, sobre todo en lo relativo a las actividades de posgrado y proyectos en conjunto.

¿Qué esperan hombres y mujeres que se desempeñan en el CCT Conicet Mendoza? Obviamente, que se mantengan las fuentes de trabajo y los estímulos a la investigación aplicada, aprovechando la disponibilidad de recursos humanos y los conocimientos generados para resolver problemas concretos a nivel provincial y generar iniciativas en conjunto que puedan fortalecer y completar los presupuestos de Ciencia y Técnica.

Es vital para la provincia disponer de este núcleo científico del Parque San Martín por su política activa de transferencia de conocimientos a la sociedad, que se materializa a través de servicios, convenios y asesorías.

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