Una sensación de mareo estando acostado o sentado. Pérdida del equilibrio cuando vamos caminando o la desesperante sensación de que todos los objetos a nuestro alrededor se mueven y nos rodean. Estos son tan sólo algunos de los síntomas que experimenta nuestro organismo ante un cuadro de vértigo, y que puede desencadenar otra serie de problemas, síntomas e -incluso- accidentes.
De acuerdo a especialistas consultados por Los Andes, 10% de la población es propensa a sufrir cuadros de vértigo y su padecimiento precisa de un tratamiento y una detección precoz, por lo que es fundamental consultar a los especialistas indicados y trabajar con un diagnóstico preciso.
Más allá de que no es la única posibilidad, la mayoría de estos episodios se originan en el sistema vestibular (oído interno), ya que es aquí donde se controla el equilibrio del ser humano. Por medio de tres conductos semicirculares que allí se encuentran, los receptores envían estímulos al cerebro y es este proceso el que nos da noción de espacio y equilibrio.
Pero cuando aquí se registran algunos problemas y estos funcionan de menos o de más, el cerebro no entiende qué es lo que está pasando y es allí donde se produce la pérdida del equilibrio.
“Como suele ocurrir con todas las cosas, estos episodios aumentan con la edad, por lo que en los ancianos es más común. Es lo que se llama presbivértigo”, indicó el otorrinolaringólogo Víctor Stipech.
“Es fundamental tener un diagnóstico preciso para saber el abordaje y el tratamiento, principalmente para que el paciente no dé tantas vueltas de médico en médico. Muchas veces la gente que sufre de vértigo no quiere salir de sus casas ni quieren estar en lugares con mucha gente. Y la falta de ese diagnóstico lleva a que se los vincule con trastornos psicológicos o psiquiátricos, sin siquiera descartar que se trate de algo orgánico”, sintetizó a su turno la fonoaudióloga Patricia Puga.
A todos por igual
Puga resaltó que el vértigo afecta a adultos y niños, sin hacer diferenciaciones etáreas.
“El vértigo tiene una causa clínica, no se trata solamente de una situación de estrés. De hecho, es fundamental saber diferenciarlo del mareo, aunque mucha gente cree que son lo mismo. El vértigo es una sensación de rotación de la persona con respecto a los objetos, o bien la sensación de que los objetos rotan alrededor de ella.
Suele traer consigo una batida involuntaria del ojo (nistagmo) que produce la sensación de estar en una calesita, o de que las cosas se amontonan”, resaltó la fonoaudióloga, quien coordina las jornadas que comienzan hoy.
La especialista resaltó que no existe un solo tipo de vértigo. Por un lado está el periférico, que es aquel que se origina a nivel del aparato vestibular (oído interno), pero también hay otros cuadros que pueden producirse por tumores, ya sea cerebrales o neurinomas del acústico (toma tres nervios: facial, auditivo y vestibular). Incluso, Puga indicó que la enfermedad de Ménière puede producir vértigo, así también como las migrañas.
“Una sola sintomatología no te da el diagnóstico. De hecho el vértigo puede empezar en el sistema auditivo o no. Algunos síntomas que pueden indicar vértigo son pérdida de equilibrio al caminar o pérdida de la noción de movilidad de cuerpo respecto al espacio. Y son cuadros que pueden ir acompañados de náuseas y vómitos. Por eso es importante consultar a los especialistas”, indicó.
Según Puga, los otorrinolaringólogos, los neurólogos y los médicos clínicos son los que mayor capacidad de detectar estos cuadros. No obstante, reconoce que precisa de un abordaje multidisciplinario, por lo que considera fundamental que todos los médicos en sus especialidades tomen conocimiento.
“En los niños no es tan común, aunque no hay una edad para sufrir vértigo. Puede ser que en las personas mayores las consecuencias sean más severas, pero no específicamente por el vértigo en sí. Por ejemplo, ellos ya tienen la musculatura muy floja y, ante estas situaciones, tiemblan o pueden llegar a caerse”, resaltó.
El otorrinolaringólogo Víctor Stipech, por su parte, se refirió al vértigo como “la manifestación de una causa a detectar”.
Al igual que Puga, se detuvo en el hecho de que estos cuadros puedan estar vinculados al oído o al cerebro y otros órganos. “Para culpar al oído, por decirlo de algún modo, se precisan de síntomas específicos como pueden ser un zumbido, la pérdida de audición o pérdida de equilibrio, ya sea para un lado o para el otro.
Lo fundamental para encontrar bien la causa es hacer un buen diagnóstico. Hay que descartar lo orgánico antes de poder echarle la culpa a lo psicológico y concluir en que es una fobia”, resumió.
