Acceder a estudios superiores fue durante mucho tiempo dificultoso para los jóvenes del interior, salvo para aquellos que vivían en Córdoba. Así fue como el adolescente Juan Eugenio Serú se vio obligado a dejar su San Juan natal, para trasladarse a Buenos Aires con el fin de obtener un título. Allí ingresó al Colegio Nacional, lo que le permitió generar vínculos con las familias más importantes del país y con muchos de los futuros dirigentes. La importancia de la institución llevó a Ricardo Rojas a darle el mote de "Colegio de la Patria".
Tras finalizar el secundario, Juan siguió la carrera de abogacía en la Universidad de Buenos Aires y se doctoró en 1874. Como Mendoza ofrecía más oportunidades laborales que San Juan decidió instalarse aquí al año siguiente. Comenzó entonces un importante periplo político, siendo legislador provincial e incluso gobernador interino.
En 1883 decidió acceder a una banca en el Congreso de la Nación representando a nuestra provincia. Por entonces la prensa apoyaba a diversos candidatos señalándolo abiertamente. Esta práctica fue típica del liberalismo y se mantiene en países como Estados Unidos, por ejemplo. Sabemos así que el candidato de Los Andes fue un hijo de Martín Zapata llamado Rodolfo quién, además de ser abogado, solía colaborar en la redacción del diario. Serú contó con el apoyo de otros periódicos y de la facción partidaria de Julio Argentino Roca en la provincia, por ejemplo los Civit o Rufino Ortega.
Adolfo Calle, fundador de nuestro diario y director por entonces, fue un hombre decididamente antiroquista. Como era de esperar las palabras hacia Juan Serú distaron mucho de ser amables. La crítica principal se centró en un intento del sanjuanino de beneficiar a su provincia natal perjudicando a Mendoza en temas concernientes a los ferrocarriles.
En Los Andes del 20 de noviembre de 1883 leemos:
“Conociendo que el pueblo no le acompaña y que por el contrario rechaza su candidatura como perjudicial a los verdaderos intereses de la Provincia, recurre a la calumnia contra sus adversarios.
Los supone capaces de intentar un asesinato en masa de sus partidarios (...). Los mendocinos ni somos asesinos, ni entra en nuestros planes, ni puede ser conveniente a nuestros intereses convertir una elección que desearíamos fuese tranquila en una San Bartolomé”.
El día de las elecciones se impuso Serú, Zapata tuvo que esperar cuatro años para acceder a una banca en Diputados. En la capital nuestro representante participó activamente en los debates que dieron luz a la Ley de Educación 1420 y durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca se convirtió en Ministro de Instrucción Pública.
Además de político nuestro protagonista destacó como empresario y de regreso en Mendoza fue accionista de “La Constructora Andina”, empresa que edificó las primeras casas antisísmicas de la provincia. El sistema de “cemento armado” que utilizaron posibilitaba construcciones de más de una planta. Según las arquitectas Silvia Augusta Cirvini y Lorena Manzini el sistema “consistía esencialmente en tabiques (simples o dobles) y losas de hormigón, armados con una malla de hierro y enmarcados en paños regulares con perfiles normales de acero. El resultado fue una estructura de gran monolitismo, con gran continuidad y solidaridad en el funcionamiento”.
La primera de estas casas perteneció justamente a Serú, quien falleció en 1921. Seis años más tarde se convirtió en la sede de Diario Los Andes, y lo es en la actualidad. No dejamos de preguntarnos qué hubiese pensado Juan Eugenio de todo esto.