Una magnífica vivienda, en la que predominan las líneas rectas. Donde los juegos de luz en las diferentes horas del día, se transforman en sensaciones muy gratas y de bienestar.
Todo proyecto arquitectónico es un desafío. Así, las condiciones de la forma y orientación del terreno le dan características únicas y particulares a cada obra como tal.
Determinan la ubicación de la vivienda que en este caso fue hacia atrás dejando toda la naturaleza por delante para llegar al hogar desde el jardín.
El planteo en “L” permite zonificar claramente las áreas de uso según las necesidades de los propietarios. En planta baja encontramos los servicios, los espacios para “estar” y el dormitorio principal con su respectivo baño y vestidores individuales.
Todos los espacios tienen una íntima relación con el exterior a través de grandes ventanales que permiten una buena iluminación y una vista lúdica hacia el jardín.
El estar- comedor- cocina está es un ambiente flexible y desestructurado, totalmente integrado. La presencia de la piscina y su agua, a un metro de la vivienda, es fundamental, fue tomada de la arquitectura árabe donde se utilizan los espejos de agua para la frescura de los ambientes en verano. Su reflejo y sonido generan diversas sensaciones según la hora del día.
Un solárium con piso de madera y una pérgola metálica en voladizo terminan de integrar estos espacios con el jardín enriqueciendo los ambientes interiores y exteriores que se prestan para sociabilizar.
Un juego de escaleras, una hacia arriba y otra hacia el subsuelo, que conduce a la cava de vinos, es protagonista en un lugar de circulación que se beneficia por un generoso ventanal a través del cual la vista se recrea en todo momento hacia el jardín, en especial, en un enigmático jacarandá, árbol predilecto de los propietarios.
Todos los espacios tienen una íntima relación con el exterior a través de grandes ventanales que permiten una buena iluminación y una vista lúdica hacia el jardín.
El dormitorio principal, con sus ventanales hacia el norte y hacia el oeste se aprovecha de los diferentes momentos de luz en el día, cuyos atardeceres pueden ser contemplados desde el interior o desde la galería techada.
Mientras, el jardín parece ingresar a través del pasillo por el que se accede a otros dos dormitorios, un baño y un estudio. Para las tardes en las que el sol abraza con intensidad, se dispuso un parasol metálico que crea un magnífico juego de luces y sombras bañando el espacio de rayas grisáceas. Como plus, desde el estudio, con orientación noroeste se aprecia una excepcional vista de la montaña.
Para las tardes en las que el sol abraza con intensidad, se dispuso un parasol metálico que crea un magnífico juego de luces y sombras bañando el espacio de rayas grisáceas.
Las líneas simples y rectas de la vivienda se desdibujan a causa de las sombras de los aleros, la pérgola metálica con cañas, el reflejo del agua en los muros y la silueta de los árboles.
El lenguaje de la casa es simple, despojado y contemporáneo, en él predomina el color blanco en muros, puertas, carpintería y muebles. Solo dos sectores destacan con un color gris grafito, enfatizando el apoyo de la casa en planta baja. Y una gran puerta roja da una pincelada viva a esta vivienda donde conviven sensaciones visuales, sonoras y olfativas desde adentro hacia afuera y viceversa.
FICHA TÉCNICA
PROYECTO Y DIRECCIÓN TÉCNICA: Arq. María Leticia Nuñez. SUPERFICIE: 330 m2. UBICACIÓN: Chacras de Coria. Mendoza. AÑO: 2015 – 2017
Ingresá a la edición digital 156 para leerla igual que en el papel, haciendo click aquí