La oración y la militancia son sostenes en el camino que muchas personas circulan, que nos lleva a todos, creyentes, militantes o ninguna de los dos, al mismo lugar. La muerte, el paso a la eternidad o al recuerdo, es lo más democrático que existe, según deja entre líneas la película de Alejandro Rath, que podrá verse esta noche en el Cine Universidad con la compañía del cineasta.
Alicia sufre de una enfermedad terminal. Dedicó su vida a la militancia de izquierda, participó de históricos eventos políticos: de eso le queda el recuerdo. Jotta, su hijo, hereda de su madre el compromiso con la práctica política pero que pasará al segundo plano cuando busque calmar su dolor por la pérdida en otro sostén: la religión.
Una experimentada Leonor Manso se pone en la piel de Alicia. A su personaje lo acompaña Matías Vega como Jotta (su hijo en la película) y un elenco bastante familiar: Patricio Contreras (su ex marido) y Paloma Contreras (su hija junto al actor). Lo cercano trae sus beneficios, tanto profesionales como personales: "Hay mucha complicidad al ser familia. Estar los tres en la misma profesión es muy bueno, es más fácil porque uno se conoce, además porque las complicidades que vas generando a lo largo de la vida aparecen de nuevo", celebra Leonor.
Y agrega: "El estreno anduvo muy bien. A mí me gustó muchísimo hacer la película porque el tema es muy entrañable y a todos nos toca. Además por trabajar con un equipo técnico maravilloso, como con Ale Rath. Me alegra que la película funcione porque tiene muchos valores artísticos y humanos, es una manera de estar conectados".
Alejandro Rath trae un filme cercano a su propia experiencia. La muerte de su madre, en sus propias palabras, lo llevó a escribir un guión en donde ella es el motor de la historia. El director nació y creció en un entorno de militancia de izquierda, incorporando año a año la madurez de la dimensión política que lo rodeaba. Sumado a esto, mientras preveía el fallecimiento de su madre y el posterior duelo que le acechaba, comenzó a pensar en la muerte, la imposibilidad de pensar en la no existencia, en los recuerdos y en la trascendencia. Todos esos cuestionamientos son llevados en la piel del personaje de Matías Vega.
En ese sentido, nuestro protagonista comienza una búsqueda a través de distintas religiones atravesando el duelo que le competía. Desde su perspectiva, Leonor comparte ese instinto básico de búsqueda sentido: "Creo que son búsquedas para preguntarse el por qué estamos aquí. Tanto la religión como la política, son una manera de explicarse a uno o buscar el por qué estamos acá, ese ratito en la vida y que después uno se va".
Sin embargo, lo ceremonioso no viene a ser lo primordial. El humor, la ironía y el regocijo dejan de lado lo solemne del tema. El encuentro de Jotta con diversas religiones y su choque ideológico completan nuestro pasajero paso en esta vida.
"La película me parece que tiene mucho humor y es muy graciosa en esa búsqueda, como el encuentro con el Pastor Giménez, por ejemplo. Creo que finalmente tiene esa búsqueda para dar sentido al paso que tiene uno por acá en la tierra. Ya sea en la religión o en la política, que en este último caso es menos misteriosa y más cercana, que se supone que es para mejorar la calidad de vida de la gente", explica la actriz.
La política marca su lugar en el recuerdo de Alicia y en una primera escena con Jotta, en una de las tantas manifestaciones contra el gobierno de Mauricio Macri.
En cambio el personaje de Manso, partícipe en eventos históricos de la política nacional, es recordado en su entorno pero podría trasladarlo a cualquier época, quizás como la actual: "El personaje no tiene más referencia a la política que lo que comentan los demás. Cualquier circunstancia humana reconocible sirve en cualquier tiempo. Por supuesto que en este momento se está pasando, sobretodo gente en particular, momentos muy extremos. Pero ahí aparece la fe: esto en algún momento va a pasar, hemos pasado tantas cosas, ¿no?", reflexiona Leonor.
Así, lo ideológico queda de lado para meterse de lleno en lo puramente artístico. Rath comenta que hay una cita específica en la película que hace juego con un texto que fue inspirador para la escritura: "Discurso sobre el plano secuencia o el cine como semiología de la realidad", de Pier Paolo Pasolini, con la cual realiza una comparación entre la vida y el cine. Aquí señala que la muerte en tanto última acción, es la responsable de darle sentido a nuestra vida así como el final de una película le dará un sentido al filme.
La política y la religión son soporte importante para muchos. No distinguen de clase social, etnia o identidad. Pero al final, no hay nada más democrático que la muerte. Rath trae una historia de común nominador, con guiños al cine italiano y sobre todo a lo popular de los cultos. Para Manso, el tema del fin de nuestra vida no es algo que la preocupe: "No me angustia la muerte, y eso que tengo edad para estar preocupada. Cuando tenés más años se supone que estás más cerca. Qué es lo que pasa después, no tengo la menor idea, y tampoco me preocupa. Al menos nadie que se fue me vino a avisar qué es lo que hay".