Con osadía, concentración y decisión, Diego Schwartzman estuvo cerca de alcanzar la cumbre del Everest. Pero se encontró con un alpinista mucho más experimentado y fuera de serie: Rafael Nadal .
En un partido de altísimo nivel, que seguramente el argentino jamás olvidará, el número 1 del mundo se impuso por 6-3, 6-7 (4-7), 6-3 y 6-3, en tres horas y 51 minutos, por los octavos de final del Abierto de Australia.
Schwartzman se llevó del Rod Laver Arena, el estadio central del primer grande de la temporada, una sentida ovación. Y también se quedó con algunas palabras amistosas de Nadal en la red.
Desde el inicio, Schwartzman se plantó con confianza y sin temores ante Rafa. Tuvo una chance de break point en el quinto game luego de haber ganado un puntazo con un globo, pero Nadal lo equiparó y gritó “¡Vamos!”, como ‘marcándole’ la cancha. Inmediatamente, el mallorquín sostuvo su servicio y se adelantó 3-2.
El ganador de 16 coronas de Grand Slam le quebró el saque al Peque en el octavo game y se puso 5-3. Con el reloj marcando 45 minutos, en una tarde nublada y sin temperatura extrema, cerró el primer set: 6-3.
En el segundo, Nadal lució de entrada afirmado de otra manera y le quebró el servicio al rival en el primer game. Schwartzman trabajó cada punto, varió las direcciones, pero la pelota siempre volvió.
“¡Si!”, gritó el Peque al lograrle quebrarle el saque a Nadal por primera vez en el juego: 1-1. Pero Nadal se desquitó y quebró en el quinto: 3.2. El público ovacionó varias veces a Schwartzman, especialmente cuando ganó puntos pasando a Nadal con globos.
Schwartzman se mantuvo ahí, con el fuego encendido. Tan valioso fue su concentración pese a los golpes que le quebró el servicio a Nadal en el octavo game. 4-4.
Pero si hay algo que el español provoca en sus rivales es la desesperación, porque los jugadores hacen de todo -y más también- para intentar vencerlo, pero generalmente no lo logran, la pelota siempre regresa.
Rafa volvió a hacer añicos el servicio del jugador formado en Náutico Hacoaj en el undécimo game (6-5). Pero, iluminado, el Peque quebró. Llegaron al tie-break, el mismo que no pudieron jugar en el entrenamiento que hicieron un día antes del comienzo del torneo porque el tiempo en el Margaret Court se había consumido y los sacaron de la cancha.
Con un ritmo frenético, el argentino se impuso por 7-4. Nadal no perdía un set en torneo de Grand Slam desde las semifinales del US Open 2017 con Juan Martín del Potro.
Toda la intensidad que tuvo el segundo set desapareció en el tercero. Schwartzman, probablemente agotado luego de semejante esfuerzo, perdió la pimienta.
Nadal, asimismo, rompió en cero el servicio del Peque en el cuarto game (3-1) y dominó hasta el final (6-3) en velocidad crucero. El Peque logró cambiar el aire y el juego volvió a ganar intensidad.
Abrió el cuarto set con su saque e inmediatamente contó con dos chances de quiebre, pero nuevamente Nadal no dejó de martillar y martillar. Ello obligó a Schwartzman a estar siempre diez puntos.
Claro, cuando bajó, lo pagó.
En el tercer game, el español ganó un punto con tradicional drive a la carrera que fue para, literalmente, cerrar el Rod Laver, el público se puso de pie para ovacionarlo y, a los pocos segundos, quebró el saque (2-1) del hincha de Boca.
Schwartzman, más allá de intentarlo y de contar con dos oportunidades de break en el octavo game, nunca más lo pudo emparejar.
El abrazo del final entre ambos en la red significa mucho.
Rafael Nadal: "Diego es bajo, pero tiene otras cosas. Puede ser muy bueno"
“Yo sabía que iba a ser un partido difícil y así ha sido. Diego jugó bien, fue agresivo y yo no saqué lo suficientemente bien en el segundo set; ahí radica el problema real de no haber cerrado antes el problema. ¿Cuántos años tiene Diego? ¿25? Lleva ya unos años por aquí. Yo jugué contra él en 2013 en Acapulco, es decir que no le costó tanto meterse en el circuito. Y la realidad para el tenis es que uno no puede ser bajo, lento, poco agresivo, fallar. Pero si eres bajo y tienes todas las otras cosas buenas, puedes ser bueno. Y es lo que hace Diego. Es bajo, que es un hándicap. Pero ser bajo y si es rápido tiene cosas muy buenas, siempre tienes la pelota muy cerca de ti. El sentimiento y el contacto con la pelota lo tiene cercano por la estatura. Es igual que un futbolista que es bajo: está más cerca de la pelota y tendrá inconvenientes ser bajo, pero la realidad es que los que no han sido muy altos han sido los mejores futbolistas, porque están más cerca del balón”.
Diego Schwartzman: "Fue uno de los mejores partidos de mi carrera"
“En cuanto a nivel, fue uno de los mejores partidos de mi carrera, sí. Saqué muy bien, pegué muy bien el revés y la derecha, me pude mantener en los puntos un buen rato. Obviamente que pasando las horas me fui cansando cada vez más, me fui agotando, me fue quitando algo de solidez desde la línea de fondo. Obviamente que estoy contento de lo que hice. Jugué bien. Disfruté mucho el partido. En ningún momento Rafa fue realmente superior. Sí supo manejar el score y ser más agresivo. Durante casi cuatro horas el partido fue muy parejo, con games muy largos, muchos peloteos, a veces dominaba uno, a veces el otro. Competí cuatro horas al mismo nivel del número 1 del mundo. Lo disfruté mucho. Uno se da cuenta dentro de la cancha cuándo se juegan muy buenos puntos, cuándo los games se hacen muy largos, y a la gente obviamente eso le gusta. En casi todo el partido jugamos puntos muy largos”