Guady (7), como le dicen sus familiares y amigos del colegio San Pablo de Luján de Cuyo, ya puede vivir con más comodidad. Lo que hasta hace pocos meses era un coche de bebé y transporte público, hoy es una silla de ruedas adaptada a sus necesidades y una flamante camioneta utilitaria que le permiten desplazarse a donde quiera. Guady ha conquistado su libertad y aunque aún no lo sabe, por su corta edad, no está sola en el recorrido que le ha tocado.
Esta historia tiene nombres propios pero también héroes anónimos. En primer lugar aparece su mamá, Gabriela Morales, y su hermano Martín (16), los brazos y las manos cotidianos de Guadalupe. También está su abuela Chiqui y la ex directora del colegio San Pablo, Nancy De Marchi, donde Gabriela es maestra. Luego aparecen todos sus compañeros, los papás de ellos y otras voluntades amigas.
Hay que decir que Guadalupe padece una enfermedad llamada artrogriposis congénita múltiple, que le provoca una discapacidad motriz del 90%. Esto, en lenguaje común, quiere decir que la nena sólo puede hacer algunos movimientos con su cuerpo.
Como se podrá comprender, la vida para su mamá era muy complicada, al menos hasta el pasado 31 de octubre. Ese día recibió un regalo muy especial: una camioneta cero kilómetro que le permite llevar a su hija donde quiera. La misma fue donada gracias a un bono contribución que todos compraron de buen gusto hasta reunir el dinero necesario.
Unidos por Guady
La silla de ruedas le resolvió a Guadalupe muchos de los problemas que tenía, ya que le permite desplazarse sin ayuda, pero no fue suficiente.
“Podíamos hacer un radio de 20 cuadras sin problemas, pero el tema se nos planteaba cuando llovía, por ejemplo, porque no tenés ni remís ni taxi donde quepa la silla”, contó Gabriela, cabeza de la familia que vive en Drummond, en Luján.
Ante esta situación, la otrora directora del colegio, Nancy, puso manos a la obra. Según Gabriela, ella es la gestora de toda esta movida. “Ella dice que Guady es su misión y que va a hacer todo lo posible para aliviarle el camino”, contó la emocionada mamá.
Así fue como se puso en circulación un bono contribución de 100 pesos por todo el colegio, primero, y después terminó abarcando a todo Luján.
“Se vendieron un montón. Colaboraron de todos lados. Los chicos de quinto año del colegio hicieron dulces y todo lo que recaudaron lo donaron. Fue impresionante, colaboraron empresas, colegios de la zona (Goretti, Santa Teresita, María Auxiliadora, entre otros)”, describió la madre de la nena que acaba de terminar segundo grado.
Una sorpresa
A fines de octubre, todo estaba listo. Los directivos de la escuela le dijeron a Gabriela que debía bajar porque venían los bomberos a hacer una muestra. Y mientras ella esperaba la llegada de un gran camión rojo, otra cosa sucedió: por los portones del colegio ingresó una blanca camioneta con caras conocidas adentro y decorada con muchos mensajes de buen futuro.
“Venía toda la familia adentro de la camioneta cero kilómetro. Hasta su madrina de Córdoba. Le han puesto equipo de gas, la alarma y el cierre centralizado. Todo”, agradeció la mujer, que ahora espera que terminen de instalarle las rampas para que Guady y su silla puedan subir al vehículo sin esfuerzo. “Nos ha cambiado la vida. Este es un instrumento”, agregó.
La protagonista
Guadalupe, curiosa, escucha las palabras de su madre aunque su atención se ve distraída, de vez en cuando, por Los Simpson en la tele. Pero como su espíritu no conoce la timidez, vuelve a la mesa para hacer algunos comentarios, queriendo ser parte de la entrevista con su testimonio. Y como es la estrella de la historia, es imposible negarse.
“Me gusta mucho la plaza y que me lleven a Chacras de Coria. También me gusta tomar helado”, dice sonriente y la mira a su mamá mientras pide que la lleven a conocer un centro comercial. De la escuela, dice que le gusta mucho inglés, jugar al hockey y las danzas urbanas.
“Es increíble el amor que le tienen sus compañeros. El colegio no sólo la integra, también los chicos la incluyen en todas las actividades. Eso es muy importante para ella”, comenta la abuela Chiqui.
Gabriela explica, para terminar, que el pasado viernes fue la primera vez que Guadalupe fue en auto al Centro y fue toda una experiencia para ella.
“Todo esto es gracias al colegio, que no la abandonó nunca. Cuando Guady iba a nacer, hicieron una colecta para pagar la cesárea y fue el único lugar donde la recibieron pese a su discapacidad. Ahora me han dicho que cuando venga el Papa a Argentina la van a llevar a conocerlo. Estamos realizados”, finalizó su orgullosa mamá.