Algo huele mal en Dinamarca: el marido de la reina se niega a ser enterrado junto a ella

"Para el príncipe, esta decisión es la consecuencia de no tener el título y el papel que él deseaba", comunicaron desde el Palacio Real.

Algo huele mal en Dinamarca: el marido de la reina se niega a ser enterrado junto a ella

El príncipe Enrique de Dinamarca no quiere ser sepultado junto a su esposa, la reina Margarita II, porque no comparte que nunca haya sido reconocido como su igual, anunció hoy la Casa Real de ese país europeo.

"Para el príncipe, la decisión de no ser enterrado junto a la Reina es la consecuencia natural de no haber sido tratado de la misma forma que su esposa, de no tener el título y el papel que él deseaba", indicó al diario BT la jefa de comunicación de Palacio Real, Lene Balleby.

Enrique de Laborde de Monpezat, aristócrata francés de 83 años, se casó con la reina Margarita II en 1967 y fue luego designado como príncipe consorte.

No obstante, manifestó en reiteradas ocasiones que le hubiese gustado ser nombrado rey consorte, según reportó la agencia de noticias Reuters.

"No es un secreto que el príncipe durante muchos años ha estado descontento con su papel y el título que se le asignó en la monarquía danesa. Este descontento ha aumentado más y más en los últimos años", precisó Balleby, quien afirmó que la soberana está "de acuerdo" con esta decisión.

Si bien en Dinamarca una princesa suele convertirse en reina cuando su esposo asciende al trono, no es igual en caso contrario.
Más allá de su negativa a ser inhumado con su mujer en la necrópolis real de la catedral de Roskilde, como lo son tradicionalmente las parejas reales, el príncipe debería ser enterrado en Dinamarca.

Él "ama Dinamarca y trabajó por Dinamarca durante más de 50 años. El príncipe quiere ser enterrado en Dinamarca", aseguró Balleby.

El príncipe Enrique abandonó el año pasado la vida pública y renunció al título de príncipe consorte. Desde entonces, solo acudió a unos pocos eventos oficiales.

Aunque sigue casado con la reina y, oficialmente, viven juntos, Enrique pasa la mayoría de su tiempo en su viñedo privado en Francia.
Pese a haber vivido casi toda su vida en Dinamarca, el príncipe nunca logró ganar la simpatía de los daneses, quienes llegaron a burlarse de él públicamente el año pasado cuando se retiró de la vida pública real.

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