Una ahijada de San Martín en Mendoza

Amante de la cultura, vanguardiasta, la franco-chilena Maipina de la Barra tuvo entre sus objetivos expandir la educación de la mujer. Visitó la ciudad que su padrino amó en 1889 y también dejó su huella. Su curiosa ruta de vida.

Una ahijada de San Martín en Mendoza

Maipina de la Barra, una de las pocas ahijadas que tuvo el General José de San Martín, llegó a Mendoza a fines de 1889 para realizar varias conferencias y una velada musical en el teatro local. Era la hija del destacado ministro de relaciones exteriores de Chile, José Miguel de la Barra, intimo amigo de Padre de la Patria.

Su breve estadía en nuestra provincia fue reconocida por gran parte de los más ilustres ciudadanos, quienes acudieron al teatro Coliseo para escucharla.

Francesa de origen chileno

Maipina de la Barra nació en París el 5 de abril de 1834, el mismo día del aniversario de la batalla de Maipú. Fue la mayor de ocho hermanos nacidos del matrimonio entre el diplomático chileno José Miguel de la Barra y la francesa Athenais Pereira de Lira. Su padre era, al momento de su nacimiento, enviado del gobierno chileno en Londres y París.

José Miguel fue un gran amigo del General José de San Martín y compadre en dos ocasiones; fue su padrino de bodas y de su octava hija.

A los cuatro años, Maipina llegó a Santiago de Chile y su educación estuvo a cargo de su familia. Desde niña, hablaba con fluidez el francés y comprendía el italiano.

Durante su juventud, fue intérprete de piano pues estudió en el Conservatorio nacional de música en Santiago de Chile. También se instruyó en el canto y compuso varias piezas musicales para piano. Dos fueron las más renombradas: “El paseo de Santa Lucía”, dedicada a su amigo Benjamín Vicuña Mackenna, publicada en 1872, y otra titulada “Marcha triunfal: paz y unión chilena argentina”, publicada en Buenos Aires en 1890.

Tras su participación en importantes proyectos culturales, viajó a Europa, donde inició una serie de destacadas conferencias públicas por todo el continente europeo. Uno de sus objetivo fue propagar la educación de la mujer. Fue una vanguardista. Participaba, además, en sesiones espiritistas y en el mundo de la composición musical. Escribió un libro de viajes (“Mis impresiones y mis vicisitudes en mi viaje a

Europa pasando por el Estrecho de Magallanes y en mi excursión a Buenos Aires pasando por la cordillera de los Andes”) y tradujo obras del francés al español, como “La ciencia oculta. Estudio sobre la doctrina esotérica”, de Louis Dramand.

La Ilustre visitante

A finales de 1889, Maipina de la Barra llegó a nuestra provincia y se quedó unos días luego de llegar del país trasandino para luego viajar a Buenos Aires.

Su fama le hizo ganar la amistad de muchos mendocinos quienes la admiraban por su ilustración y su inteligencia. 
Se alojó en el Gran Hotel; allí fue visitada por personalidades de la cultura, la música y la política local.

La expectativa era grande en la pequeña aldea. Los periódicos de la época anunciaban su sensacional presentación: ejecutaría algunas obras musicales y también realizaría varias exposiciones sobre la ilustración de la mujer, el espiritismo y el librepensamiento. 
Su llegada causó admiración en gran cantidad de personas que concurrieron por la noche a su concierto. Era nada más ni nada menos que la ahijada del General San Martín.

Velada con carisma de mujer

A las 21, la sala del Coliseo estaba repleta. El público esperaba con ansiedad aquella velada literaria musical.
Al presentarse en el escenario, Maipina recibió los calurosos aplausos de los espectadores mendocinos. Entre sus filas se encontraba lo más distinguido e ilustrado de la sociedad. Algo que se destacó en aquel evento fue que todo lo recaudado de la venta de entradas sería donado al hospital provincial.

Después de ejecutar varias de sus obras musicales, la librepensadora brindó una excelente conferencia sobre los derechos de la mujer y la inserción de ellas a las ciencias y la educación.

Para muchos causó asombro, pero unas pocas asistentes se sintieron representadas por aquella voz que instaba a la liberación del pensamiento femenino en una sociedad muy conservadora. Tanto la velada como la exposición tuvo gran éxito y los presentes ovacionaron a la señora de la Barra. Después de otras charlas expuestas en esos días, partió rumbo a Buenos Aires.

Maipina de la Barra, se radicó en la Capital Federal a finales del siglo XIX y por varios años realizó conferencias sobre la inclusión femenina en las ciencias.

El 2 de setiembre de 1904 falleció  en Buenos Aires, a la edad de 70 años.

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