La advertencia del gobierno de Estados Unidos a sus ciudadanos, relacionada con los problemas que pueden llegar a enfrentar los turistas que viajen a la Argentina puede ser aceptada, porque está en todo su derecho de hacerlo y hasta constituye uno de los deberes implícitos que debe cumplir una gestión gubernamental. Pero el problema se plantea cuando, en ese afán de "cuidar" la salud y la vida de sus ciudadanos, se incluye entre los lugares "peligrosos" a una provincia como Mendoza y se contrapone con la opinión de los cientos de miles de turistas que recorren nuestras calles y lugares turísticos al señalar que una de las virtudes se centra, precisamente, en la tranquilidad y amabilidad de la gente y la seguridad reinante.
La información fue reflejada a través de un cable de la agencia de noticias Télam, que señaló que al actualizar la guía de información de seguridad y protección para los viajantes, el Departamento de Estado norteamericano asegura que el crimen callejero es un problema en Buenos Aires, Rosario y Mendoza, advirtiendo a los turistas estar atentos a los carteristas, estafadores y ladrones de carteras que trabajan en las calles, restaurantes y hoteles; robos cometidos por motochorros y otras situaciones. Pone como ejemplo el asalto que sufrió un turista estadounidense en el barrio de La Boca, que fue apuñalado por dos delincuentes el 8 de diciembre; recomienda evitar el ingreso a las villas de Buenos Aires y advierte que los permanentes piquetes que se producen en la Capital Federal pueden generar confrontaciones.
Si nos atenemos a lo que sucede, pueden aceptarse las advertencias, aunque también cabría señalar que no se puede aplicar una calificación tan dura ante un solo hecho del que fue víctima un ciudadano estadounidense. Mucha mayor injusticia se comete cuando en ese mismo esquema se incluye a Mendoza, indicando que "se han reportado agresiones sexuales contra excursionistas y ciclistas en senderos en regiones a lo largo con la frontera con Chile". Se desconocen los fundamentos que motivan la advertencia y hasta puede ser factible que haga referencia a un hecho ocurrido hace bastante tiempo en un departamento cercano y que ya fue esclarecido. Lo mismo que lo que sucediera hace años con el turista neocelandés en las cercanías del Estadio provincial y que también fue esclarecido por la Justicia. Pero se trata de situaciones absolutamente aisladas que de ningún modo pueden llegar a opacar todo lo que Mendoza ha logrado en materia de seguridad, de tranquilidad y de respeto y respaldo a los turistas. Son decenas de miles los visitantes que habitualmente recorren el radio céntrico (la Peatonal Sarmiento es el mejor ejemplo) y otros tantos los que deciden recorrer el interior en sus visitas a bodegas y otros destinos, como el Sur provincial. Es más, hay zonas de Maipú en las que se advierte a decenas de personas recorriendo calles y senderos a bordo de bicicletas.
Solicitar una aclaración sobre el error de información resultará una tarea infructuosa, pero realmente molesta que se ponga en tela de juicio la seguridad de los turistas cuando todos sabemos que la planteada no es la realidad. De manera tal que habrá que seguir trabajando, brindando apoyo a los visitantes en una tarea a la que debemos abocarnos todos los mendocinos, estemos o no involucrados en la actividad turística. Es sabido que la mejor propaganda es la opinión que cada visitante se lleva de Mendoza. Y si el crecimiento ha sido y continúa siendo exponencial en lo que a turismo se refiere, quiere decir que algo -o mucho- habremos hecho bien.
