Un tiro (final) para el lado de la justicia

Con un agónico gol de Pérez, Boca le ganó a Municipal el desempate por el descenso y se queda en Primera ‘A’.

Un tiro (final) para el lado de la justicia

¡Boca, Boca, Boca, huevo, huevo, huevo! Este humilde Xeneize de acá (el autóctono, el de entrecasa, el de Bermejo) jugó con el estilo del de allá. Le rindió un homenaje a la mística que llevan marcada a fuego ese nombre y la camiseta azul y oro.

Si en la semana había perdido en un escritorio la permanencia segura, se preparó durante la semana para ganársela ayer sin objeciones en los 90 minutos que duró el ridículo desempate. El adjetivo calificativo a la espantosa LMF (y sus “órganos colegiados”)  tampoco admite discrepancia si el campeón se define por diferencia de gol y el descenso en una final en cancha neutral y ¡a puertas cerradas!

Mucho menos reparos habrá si en el medio hubo un partido suspendido en el que uno de los implicados en el duelo de ayer (Boca) debió ganarlo por la simple razón de que la agresión a un asistente fue por parte del público de Lavalle. Todo muy desprolijo.

El secreto del merecido éxito del equipo de Silvana Villalobos (el año pasado se convirtió en la primera entrenadora a nivel nacional en conquistar un ascenso con un equipo de fútbol masculino de Primera) estuvo en la actitud, el temperamento y la determinación con la que disputó cada pelota. Sin jugar bien, pero con el cuchillo entre los dientes y el espíritu innato para recuperar el balón en cualquier sector del campo con la vehemencia que se necesita, Boca lo fue arrinconando contra su arco.

Y mientras Municipal intentaba darle lucidez a cada una de sus acciones ofensivas, Boca tuvo la gran virtud de ser expeditivo en el fondo y pragmático del medio hacia arriba. Ni hablar cuando la pelota la tenía un jugador de camiseta albiazul; inmediatamente era rodeado por dos o tres camisetas auriazules que no tardaban en arrebatarle el balón a como diera lugar.

Boca lo atropelló, se lo llevó por delante a un Municipal tan inexpresivo como flemático y pasivo cuyos hombres de buen pie de tres cuartos hacia adelante jamás pudieron hilvanar una jugada clara ante el seguro Claudio González.

El Xeneize desperdició varias oportunidades y el duelo se encaminaba hacia los penales. Pero, como si se tratase de un guiño cómplice del destino, en el primer minuto del tiempo adicionado, el pibe Agustín Pérez se animó, la colgó de un ángulo y desató el delirio xeneize. Un tiro (final) para el lado de la justicia: Boca es de la A; Municipal descendió a la B.

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