Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com
Las mesas de café estaban más despobladas. Gran parte de los bodegueros se encontraban en Buenos Aires, participando de una nueva versión de la exitosa Feria de Vinos y Bodegas, que se realiza anualmente en La Rural de Palermo, mientras algunos productores seguían recorriendo las fincas para establecer, aunque resulta difícil hacerlo ahora, cuál podría haber sido el daño provocado por la última helada. De todos modos, hubo dos temas que centralizaron la atención de los asistentes: el stock actual de vinos y las posibilidades a futuro y el problema que afecta a muchos productores respecto de las tarifas de riego agrícola. Además, se vuelve a insistir con la necesidad de fortalecer el diálogo dentro de la industria y entre ésta y el Gobierno, para fijar objetivos comunes sobre los cuales trabajar y evitar que algunas diferencias puedan profundizar los problemas actuales.
Sin lugar a dudas, el stock constituyó el tema central de las discusiones. “Antes era por mucho y ahora es por poco”, dijo un productor, quien recordó que cuando la oferta de vinos era muy superior a la demanda y cuando el stock superaba los diez meses, los precios caían en forma vertical.
Actualmente, con un stock que, para algunos, puede llegar a 2 ó 3 meses a junio del año que viene, las que tienen problemas para conseguir caldos para hacer frente a la demanda, tanto a nivel de mercado interno como en las exportaciones, son las bodegas. Es más, cuando se habla de 2 a 3 meses, se menciona a la cantidad de vino en su conjunto, lo que llevó a indicar a algunos que en el caso de los tintos las cifras podrían ser menores.
De continuar esta situación, se podría llegar a un hecho atípico: sucede que anualmente, para esta época del año, los supermercados y grandes compradores comienzan a adquirir con miras a mantener las góndolas con motivo de las fiestas de fin de año. Pero resulta que los bodegueros, que históricamente aprovechaban el momento para sus grandes ventas, ahora están preocupados porque si venden, no saben cuál será el día de mañana el valor de la reposición. En este aspecto, un viejo actor de la vitivinicultura recordó que esta situación no se planteaba décadas atrás con aquellos pioneros de la vitivinicultura mendocina, en razón de que existía una mayor fidelidad entre bodegueros y productores, lo que llevaba a que ni unos ni otros aprovecharan los años “buenos o malos” para subir o bajar los precios del vino y de la uva.
Otro de los aspectos que pende como Espada de Damocles es la posible pérdida de mercados. “El consumidor que se pierde es muy difícil de recuperar y lo mismo sucede con los mercados externos”, dijo un empresario, quien aseguró que está recorriendo bodegas porque no hay vino y, lo poco que hay, está siendo retenido a la espera de mejores precios. Un problema que, tomado en el corto plazo, puede llegar a favorecer a los productores, pero que en el largo plazo terminará siendo negativo.
En ese esquema aparece entonces el tema de las importaciones. Para la gente del Este, “no hay datos precisos, pero el ruido existe”. De todos modos, en este aspecto cabe señalar que históricamente la Argentina ha importado anualmente entre 5 y 7 millones de litros, los que no mueven la aguja en razón de que las ventas locales, en total, alcanzan a los 100 millones de litros por mes.
Otro de los temas puntuales pasó por la tarifa de riego agrícola. Según se afirma, en el Este hay un 50 por ciento de productores que tienen sus pozos parados por los altos costos. Esto ha llevado a que desde el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este se plantee la posibilidad de un subsidio por parte del Estado, a los efectos de que “los productores puedan regar”.
Se indicó que el problema demandaría el aporte de unos 40 millones de pesos por parte del Estado, “que no significan nada dentro de un presupuesto anual de miles de millones como el de la Provincia”. De todos modos, y si bien todos coinciden que debe discutirse la tarifa, no piensan lo mismo respecto del aporte estatal, “porque esta situación la tenemos que solucionar entre todos, conversando y buscando soluciones en conjunto, no recurriendo a viejas políticas en las que el Estado debe solucionar todo, porque sería volver para atrás y reclamar también que el Estado compre vinos o que el INV vuelva a las medidas regulatorias, entre otros aspectos”.
Quienes sostienen esta última teoría, indicaron que días pasados se dio un paso importante con la reunión que mantuvieron los ministros de Economía de Mendoza y de San Juan, con participación del sector privado, para establecer objetivos concretos con miras a la próxima cosecha. Se indicó que en la oportunidad hablaron de competitividad, un problema que afecta a todas las economías regionales; de la ley de espumantes, estableciendo la posibilidad de insistir con el reclamo para que se apruebe una ley sobre ese aspecto en el Congreso ; de establecer pautas conjuntas en la lucha contra la polilla de la vid y en actuar coordinadamente, junto con otras provincias, para impulsar la ley de uso de jugos naturales para la edulcoración de bebidas gaseosas.
“Es el momento de actuar y trabajar en conjunto, evitando divisiones o posibles aprovechamientos individuales. La industria es una sola, y si se cae arrastrará tanto a bodegueros como a productores y debe ser una enseñanza que también debe quedar para el futuro”, dijo a modo de conclusión uno de los asistentes a la reunión.