Es un motivo de orgullo para los mendocinos que las Naciones Unidas hayan premiado a jóvenes locales que hacen zapatos con material reciclado. Nuestros coterráneos recibieron el GSC 3S Awards, galardón que otorga la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York. El GSC 3S selecciona las mejores prácticas "verdes" en el abastecimiento global de artículos a cargo de empresas, corporaciones e individuos que apoyan el desarrollo global sostenible, la responsabilidad social, las prácticas comerciales éticas y ecológicas.
La distinción es entregada periódicamente por la ONG Global Sourcing Council (vinculada a Naciones Unidas) a aquellas corporaciones y personas que apoyan y practican el desarrollo global sustentable, la responsabilidad social, las prácticas comerciales éticas y ecológicas.
En el caso que comentamos, los emprendedores son Alejandro Malgor, Nazareno El Hom, Ezequiel Gatti y Guillermo Navarro. La alta valoración de estos muchachos por el cuidado del ambiente sorprende gratamente y puede ser motivo de inspiración para que otras personas de su edad o parecidas tomen caminos similares.
Ellos lo expresan cuando dicen que los enorgullece el reconocimiento internacional y no pierden las esperanzas de que sean cada vez más los emprendedores de impacto que aparezcan en el medio.
Xinca fue la única empresa argentina en recibir la distinción en la ceremonia, que tuvo como anfitrión a la gigante multinacional del software Microsoft. Los mendocinos saltaron a la fama en 2013, tras ganar el reality show de Telefé "El emprendedor del millón", y así consiguieron obtener medio millón de pesos, que les sirvió para ampliar su producción, entre otros aspectos.
La empresa fabrica las zapatillas con, además de neumáticos en desuso, ropa de empresas mineras y petroleras, entre otros materiales, y trabaja con un taller inclusivo, "Impulso Social", en Lunlunta (Maipú), donde desarrolla parte del proceso productivo.
Resaltamos esta realidad de creación imaginativa y protección del medio ambiente que caracteriza a la pequeña fábrica y la contraponemos a ciertas conductas empresariales en las que prima el descuido y la desidia en la producción de determinados bienes, causando contaminación y la agresión de diferentes recursos naturales.
Por suerte hay mucha gente, joven y no tanto, que desde la docencia, la investigación y las ONGs están trabajando para que Mendoza sea pionera dentro de la Argentina en propuestas, iniciativas y metodologías que enfoquen y den salida a los problemas medioambientales.
Otro flanco a destacar en materia de jóvenes aplicados en ideas prácticas y progresistas son las realizaciones en talleres que exhiben alumnos de escuelas técnicas, como la Álvarez Condarco, de Godoy Cruz, quienes han conseguido hacer ladrillos a partir de botellas PET y un prototipo de silla de ruedas para personas obesas.
Todas estas realidades de jóvenes que encaran desarrollos sustentables deben ir acompañadas por consumidores conscientes de que tienen el poder de cambiar al mundo y pensar que detrás de cada compra de artículos elaborados con respeto por las normas medioambientales adecuadas, hay un impacto social y ambiental de gran valor y un esfuerzo en la construcción de un mundo mejor.