De esas tarde en las que no sale nada. Con la pelota en los pies pero sin fútbol, con tiempo y espacios pero sin brillo en lo colectivo y mucho menos en lo individual. Chacarita estuvo sólo 15’ en cancha en igualdad de condiciones que el Lobo y allí demostró ser mucho más que el local.
Y, en realidad, cuando tenía uno menos también. Nizzo la puso larga para Menéndez, el Lobo parado uno contra uno en el fondo y con presión alta. El “10” le ganó a Albornoz y quedaron tres de Chacarita contra dos del Lobo. Le dio al arco, la pelota pegó en el palo y en el rebote Milla sólo tuvo que empujarla.
Con un hombre menos (se había ido expulsado Zapata a los 15’) y con resultado a favor, el Funebrero se replegó, lo que no significa meterse atrás. Se agazapó para salir rápido en contragolpe. Y lo hace muy bien.
Sólo alguien que podía tomarse el trabajo de contar los futbolistas en cancha se daba cuenta que la visita estaba con uno menos. Para el resto, pasaba inadvertida la expulsión del Chapa Zapata. Lo tuvo Menéndez y se lo tapó Alasia, le anularon un gol a Milla en posición lícita y el Chaca parecía que lo liquidaba en cualquier momento. Del local, ni noticias.
Hasta el minuto 29, cuando un centro Espinosa daba en la mano de García. Penal que Albornoz convirtió con tremenda jerarquía. Se empezaba a escribir otra historia. El Funebrero renunciaba a cualquier intento ofensivo y Gimnasia era un tromba de pura voluntad. Taborda se lo perdía dentro del área, Oga reventaba el palo y antes el otro Taborda, el arquero del Chaca, le tapaba abajo un mano a mano al Mago.
Minuto 49, Oga toma la pelota y la abre para Taborda, a los 49’ y 10’’ el delantero le da mordida y el balón se mete al área y a los 49’ 18’’ Garín empujaba la pelota al gol casi debajo del arco. Lamolina había adicionado 4’. Poco importa.
