Un poco de oxígeno para tomar fuerzas - Por Rodolfo Cavagnaro

Un poco de oxígeno para tomar fuerzas - Por Rodolfo Cavagnaro
Un poco de oxígeno para tomar fuerzas - Por Rodolfo Cavagnaro

El gobierno pasó 40 días de zozobra. La presión internacional, la situación de debilidad de las finanzas nacionales y el retiro de inversores internacionales, generaron un combo muy complejo.

Esta crisis se llevó puesto al titular del Banco Central y a los ministros de Energía y de la Producción. En el medio, el dólar subió más del 50% desde el principio de año y la inflación apunta a cerrar 2018 cerca del 30%.

Esta situación llevó a tener que recurrir al FMI como prestamista de última instancia, y se consiguió un préstamo récord de u$s 50.000 millones, que fue aprobado el miércoles e implica un primer desembolso de u$s 15.000 millones que llegaron el jueves.

La mitad se destinará a fortalecer las reservas del Banco Central y la otra parte a cubrir gastos del Ejecutivo, que serán los que se irán volcando al mercado en los próximos meses. El BCRA anunció que venderá 100 millones diarios durante 75 días hábiles por un sistema de licitación, pero no tendrá objeto de intervención sino de financiación al Tesoro.

Pero además, salió la tan esperada reclasificación por parte de MSCI (órgano de calificación de riesgo de Morgan Stanley), que levantó la calificación de Argentina y pasó de país fronterizo a país emergente. Esta calificación era esperada por los mercados de acciones y se había perdido en 2009, cuando Argentina puso restricciones a los ingresos y egresos de capitales, previo a la implementación del cepo cambiario.

Aunque no se pueden esperar resultados inmediatos sobre la economía familiar, la noticia es muy buena para el mercado de capitales. Esta decisión hace que muchos fondos de inversión tengan que invertir en papeles argentinos y otros puedan ampliar su participación, de acuerdo a las normativas de las calificadoras de riesgo.

Esta nueva nota puede mejorar la calificación de riesgo de Argentina, sumada al préstamo otorgado por el FMI. Esto implicaría que, si se tranquiliza el mercado financiero, Argentina podría probar el año próximo algunas colocaciones nuevas en el exterior.

El contexto internacional

Argentina está parada en un momento en el que la economía internacional está convulsionada. La primera causa es el aumento de las tasas de interés de los bonos de EEUU, que además se ha visto recalentada por la crisis que atraviesan varias economías europeas. Además, la guerra comercial que desató Donald Trump contra China agrega un condimento adicional al problema.

Si bien Argentina se ha visto favorecida con algunas decisiones, esta guerra, por ejemplo, está complicando las negociaciones del Mercosur con la Unión Europea, por ciertas trabas que pone Brasil que, además, está en medio de una contienda electoral en un clima de alta inestabilidad financiera.

Las decisiones de los capitales de riesgo de refugiarse en títulos de EEUU está generando, además, fuertes devaluaciones de las monedas nacionales de casi todos los países de la región. Tanto es así que el crecimiento que se esperaba de Brasil casi no se concretará, alejando las esperanzas que habían en una recuperación de los negocios con nuestro principal socio comercial en el Mercosur.

Aún el frente externo nos sigue jugando en contra, pero con la adecuación del tipo de cambio es posible que se revierta la tendencia deficitaria actual en nuestro comercio exterior y ayude a una reactivación de las economías regionales y sectores industriales.

Lebac, dólar e inflación

Las consecuencias de la política aplicada para financiar el déficit con deuda externa fue el ingreso de muchos dólares, depreciando el tipo de cambio, y generando una fuerte emisión monetaria para comprar esas divisas. Ese excedente de dinero emitido, más el que se generaba para financiar al Tesoro, conformaban una masa muy peligrosa para la expansión inflacionaria. Para eso nacieron las Lebac, para absorber parte del excedente de circulante y esto fue durante el gobierno de Néstor Kirchner y nunca se habían terminado.

Durante el kirchnerismo, el gobierno sacaba dólares del BCRA y le pagaba con una letra intransferible a 50 años. Le sacaron u$s 65.000 millones y ahora, con la asistencia del FMI, el gobierno planea rescatarlas y terminar en el lapso de tres años con su vigencia, que siempre está sujeta a tensiones en el mercado.

Para esto el BCRA les aumentó los encajes a los bancos, les bajó el permiso para tener dólares y les permite a las entidades financieras computar el stock de Lebac, que tampoco pueden aumentar, a cuenta del encaje para evitar que salgan a venderlas en el mercado secundario. En la licitación del martes quedaron unos 100.000 millones de pesos que podrían ir a dólares o al mercado accionario.

Entre tanto, se espera que el mercado de dólares se estabilice, evitando subas violentas, pero siga el comportamiento de la inflación, para no retrasarse. Hoy, el tipo de cambio ha recuperado condiciones competitivas y permitirá que se equilibre la balanza comercial. De hecho, con estos valores se desalientan las salidas por turismo y las importaciones, al menos de bienes de consumo.

Se calcula que con la paridad actual habrá menos demandas genuinas por importaciones y turismo, y puede haber mayor oferta por exportaciones.

Si se consigue equilibrio se evitan problemas, pero si se alcanza superávit el Tesoro podría comprar excedentes para hacer pagos de la deuda.

La tercera pata del problema es la inflación. Ya hemos dicho que este es un problema endémico de la economía argentina generado por el sostenido déficit fiscal, causado por el crecimiento del desmedido gasto público. El gasto, en la actualidad, es el 42% del PBI, cuando en 2001 representaba el 22%.

Este gasto desmedido aceleró la inflación y el gobierno solo intentó contenerla con la tasa de interés del BCRA, pero quedó al descubierto que la única posibilidad de hacerlo es bajando el gasto. En Argentina hay una resistencia crónica a bajar el gasto y ahora se tornado como una necesidad inevitable, pero no será fácil.

El gobierno comenzó a bajar gastos en obras públicas y se suprimirán algunas funciones en el Ejecutivo. Queda la tarea más ardua que será la de convencer a las provincias de la necesidad de reducir en forma significativa las transferencias discrecionales.

El ministro Dujovne calcula una inflación para todo 2018, aunque muchas consultoras la ven en torno al 30%, y algunas arriesgan números mayores.

Para el período junio 2018/junio 2019 estiman un 22% y para todo el año 2019 estiman un 17%. Todo esto dependerá del cumplimiento del programa monetario y de una efectiva rebaja del gasto.

Las buenas noticias de esta semana solo han sido un aire fresco para tomar el envión necesario para hacer los cambios profundos que hacen falta, pero es solo el primer paso. Si se consigue, hay que seguir con la rebaja de impuestos, para mejorar la competitividad.

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