Diez veces mencionó ayer Alberto Fernández la palabra economía, pero no hizo grandes anuncios. Sí ratificó la identidad de su política económica: hasta que se vuelva a crecer, los que mejor están tienen que poner más, vía impuestos.
El jefe de Estado eligió dos sujetos para su mensaje: el campo y los industriales. Defendió la idea de aumentar las retenciones a la soja. Y advirtió que controlará las cadenas de comercialización para que no especulen con los precios.
"Los horticultores, los productores de fruta, de cereales, de carne o de leche tienen mucho que dar a los que necesitan", dijo. Y aclaró: "También deben hacer el esfuerzo aquellos que producen y exportan porque tienen mejores condiciones en la Argentina de hoy".
De manera tangencial, Fernández mostró que aspira a que esta vez y no como sucedió en 2008, a través del diálogo se evite el conflicto. En el gobierno están preocupados por la posibilidad de un cese de comercialización. Pero tampoco aceptan no tocar retenciones.
Partiendo de ese precepto, el Gobierno hizo una “propuesta generosa” -dijo Fernández- en materia de derechos a las exportaciones en la que solo se incrementa uno de un total de venticinco cultivos que hoy están afectados por esos derechos.
La propuesta fue sometida a consideración de la Mesa de Enlace y esta semana habrá nuevas reuniones con el ministro de Agricultura Luis Basterra. "Además de preservar la situación de los pequeños productores, respeta en un todo las condiciones que nos fueran impuestas por la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva. Ello resulta absolutamente favorable para muchos cultivos pero particularmente para el desarrollo de las economías regionales", dijo el Presidente.
De la deuda, ninguna novedad. Refrescó lo que ya había dicho: se está avanzando con el Fondo Monetario para un nuevo acuerdo. Y dijo que quiere un entendimiento "sostenible" con los acreedores privados, porque no les pagará a costa de un ajuste que genere más pobreza.
Si bien no lo mencionó, Fernández le dedicó duras críticas a su antecesor Mauricio Macri. Al referirse a la herencia, habló de inflación, deuda, desempleo, tarifas, pobreza, dos años de recesión y una deuda de 35.000 millones de pesos a las empresas concesionarias de las obras públicas financiadas por Nación.
"Nunca más a un endeudamiento insostenible. Nunca más a decisiones que se toman con ínfulas tecnocráticas de la noche a la mañana, a espaldas del pueblo", sostuvo el presidente Fernández.
Lo que viene
De cara a los opositores, propuso "acciones colectivas" para el período 2020/2021. Entre ellas se destacan la sanción de una nueva ley de hidrocarburos para potenciar Vaca Muerta, impulsar la minería sustentable y conformar el Consejo Económico y Social.
También habrá una nueva ley para la economía del conocimiento (software, biotecnología y robótica). Tendrá una perspectiva de género y federal para la generación de empleo. Y buscará facilitar el desarrollo de Pymes en este mercado, por lo que podría haber beneficios fiscales.
Fernández señaló que frente a esta "situación dramática de destrucción", su gestión ha elegido a la solidaridad como "viga maestra de la reconstrucción nacional". Y puntualizó que para revertirlo, trazó un "programa integral y sustentable".
Desde el punto de vista macroeconómico, el Gobierno buscará el equilibrio fiscal. No será este año y tampoco por la vía de la reducción del gasto. Recién se precisará la eliminación de déficit en el Presupuesto 2020 cuando la crisis de deuda esté resuelta.