Tras casi tres semanas de debates y votaciones de largo aliento sobre la reforma constitucional que permita convertir a Turquía en un Estado presidencialista, han concluido y aun así, la controvertida proposición de la ley impulsada por islamistas y ultranacionalistas, y ambicionada por el presidente Recep Tayyip Erdogan (62), ha conseguido el apoyo necesario.
Un total de 339 diputados votaron a favor de la enmienda en segunda vuelta, por encima de los 330 mínimos, mientras que en primera lectura el texto se había aprobado con más de 340.
La última palabra la tiene ahora el pueblo turco en un referéndum que, según todas las previsiones, se realizaría en abril.
Aumentar poder
De ser finalmente aprobado y puesto en práctica, el paquete de reformas de 18 artículos cambiaría la naturaleza del sistema político turco y convertiría al país en Estado presidencialista. Erdogan tendría así la posibilidad de aumentar significativamente sus poderes ejecutivos al mismo tiempo que el Parlamento perdería poder, a pesar de aumentar en 50 el número de escaños.
El cuadro sería disponer un presidente partidista y jefe del Ejecutivo, con mayor influencia sobre la acción de juzgar, frente a unos diputados que perderían la posibilidad de someter al gobierno a una moción de censura.
Los partidarios del presidente consideran que son cambios necesarios. “Los esfuerzos para introducir una constitución moderna y democrática son parte de una reforma que hará de Turquía un país más estable y mejor gobernado”, escribió el columnista Ozan Ceyhun en un artículo del diario Daily Sabah.
Ceyhun cree que la nueva Constitución turca “minimizará los cuerpos burocráticos innecesarios”, pero que el Parlamento seguirá monitorizando “con efectividad los poderes presidenciales”.
Criterios opuestos
Tanto la oposición como diversos expertos en legislación turca rechazan estos argumentos. “La Gran Asamblea Nacional (parlamento) pierde gran parte de su autoridad. Solo el procedimiento de impugnación podría monitorizar al presidente, pero es muy difícil impugnar a un presidente porque se requiere dos tercios del Parlamento”, explicó al diario ABC de España, Sule Ozsoy Boyunsuz, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Galatasaray.
“(La reforma) crea una presidencia mucho más fuerte que la del mandatario de los Estados Unidos. No hay contrapesos. El objetivo no es la separación sino la unificación de poderes”.
Una vez aprobada la reforma en el Parlamento, los partidos políticos ya se concentran en la campaña electoral que precederá al referéndum, un cometido que, de seguir los tiempos marcados por el Gobierno, se desarrollará bajo el estado de emergencia, impuesto por el ejecutivo tras el fallido golpe de estado del 20 de julio de 2016.
El diario Hürriyet informaba, sin confirmación oficial, de reuniones entre miembros del islamista AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) y el ultraderechista MHP (Partido de Acción Nacionalista) con el objetivo de realizar una campaña conjunta por el sí.
Durante la campaña se esperan concentraciones del presidente Erdogan, así como del actual jefe del Gobierno, Binali Yildirim (61), quien abogará por la supresión de su propio puesto de trabajo, ya que la reforma incluye la eliminación de la figura del primer ministro.